Mientras avanza en su doctorado en la Universidad de Barcelona, Maite Pizarro Granada piensa sacar un libro en Barcelona, donde reside desde hace cuatro años. Añora sus años en el Liceo Abate Molina y en la Universidad de Talca. “Lo que me costó más fue estar lejos de la familia y los amigos”, precisa.
¿Qué estará haciendo Maite dentro de diez años? se preguntaba Rodrigo Contreras Vergara, periodista de Talca, que la entrevistó para el diario El Centro de Talca, el año 2008. En esos años, Maite había terminado su enseñanza medio en el Liceo Abate Molina y participaba activamente en el taller de poesía de la Universidad de Talca y había publicado su primer libro Virus Gramatikal.
Su profesora de lenguaje del Liceo Abate Molina, Lucía Muñoz Lazo la recuerda en esos años de formación: “Conocí a Maite y fui su profesora por varios años. Siempre se destacó por su amor a las letras. De carácter extremadamente reservado y sensible, Maite estaba siempre atenta a la producción de textos. Cuando la conocí ya había hecho algunas publicaciones y había ganado un concurso. La recuerdo con mucho cariño”.
Ha pasado más de una década y Maite Pizarro Granada (Talca, 1990), como tantos jóvenes, muchos de provincia, se encuentra estudiando un postgrado fuera de Chile. Desde hace cuatro años está en la Universidad de Barcelona estudiando su doctorado en estudios lingüísticos, literarios y culturales.
La doctora Rocío Rodríguez Ferrer, profesora del Departamento de Literatura de la PUC fue profesora de Maite antes de viajar a España. Estos son sus recuerdos: “Conocí a Maite Pizarro cuando fue mi estudiante de Letras Hispánicas en la Universidad Católica de Chile. Desde un comienzo destacó por su inteligencia, madurez, amabilidad y excelente disposición. Siempre fue muy grato trabajar con ella. Y muy fácil: autónoma, creativa, lúcida. Con ideas propias, muy originales y al mismo tiempo muy rigurosa en lo académico. Siempre recuerdo el arriesgado trabajo que realizó en su seminario de grado sobre la novela Aura de Carlos Fuentes, desde lecturas medievales…”.
Agregó que a pesar de haber ya terminado hace varios años su carrera de Letra Hispánicas, hemos mantenido contacto. Y cada vez que sé de ella es motivo de alegría, al tener noticias de sus logros académicos y triunfos personales. El término del doctorado en Barcelona, será la coronación de ello. Pero más allá de lo académico, quisiera destacar, insisto, el plano personal de Maite. Es una mujer admirable en muchos sentidos, luminosa, que aporta mucha alegría y sensibilidad en cada conversación. Espero que la vida sea igual de generosa con ella”.
Maite conversó con El Maule informa.cl para contar su fecunda experiencia en España, que esperamos sirva de referencia a otros y otras talquinas que quieren conquistar el mundo a través de la educación.
Maite, ¿cómo surge su viaje a España?
-Me encanta la literatura española, principalmente la de la Edad Media y la del Siglo de Oro. Todo gracias a una profesora increíble que tuve en el pregrado, Rocío Rodríguez Ferrer y que hacía parecer las comedias de capa y espada o los cantares de gesta como la competencia de cualquier serie de Netflix. Tenía ganas de estudiar un doctorado en literatura española acá, pero, sobre todo, quería una excusa para conocer un lugar que siempre me había parecido exótico y familiar a la vez. Yo misma viví en Madrid entre los tres y los seis años, mientras mis papás hacían sus doctorados. Además, mi familia materna es de Galicia y Navarra, así que tenía un vínculo cercano con España. Al final escogí Barcelona, porque la ciudad era increíble, había hecho un curso de catalán en el pregrado y el perfil de la Universitat de Barcelona era muy compatible con mi línea de investigación.
¿Qué mundo académico encontró y qué dificultades tuvo que superar?
-Más que dificultades, me encontré con diferencias de estilo que me llamaron la atención. Los profesores y los académicos, por ejemplo, están muy bien preparados, pero no parecen tan abiertos al cruce entre disciplinas y literaturas extranjeras. La academia chilena, en cambio, tira de todos los hilos. Somos más chascones, menos historicistas. Quizá eso tenga que ver con nuestra condición periférica que nos tiene acostumbrados a mirar hacia afuera.
¿Cómo funcionan los campus universitarios?
-Muy parecido a Chile. Quizá la diferencia esté en la especialización temprana. Es normal ver a gente muy joven con muchísimos grados académicos porque los han hecho todos al hilo. No es tan común eso de trabajar y luego volver a estudiar.
Específicamente, ¿qué está estudiando?
-Tradición y originalidad en la literatura hispanoamericana. Mi tesis trata sobre cómo el tópico medieval del engaño a los ojos, “Ludibrium oculorum”, se expresa en algunas obras de Enrique Vila-Matas y Juan Gabriel Vásquez.
¿Muchos jóvenes chilenos están estudiando en su universidad y en España en general?
-Sí, me he encontrado con varios chilenos estudiando algún máster o doctorado, aunque no tengo la impresión de que seamos una mayoría entre los extranjeros ni mucho menos.
¿A qué le costó más acostumbrarse?
-Aquí el mercado de la nostalgia es un éxito: dulces chilenos, vinos chilenos, aliños chilenos, pero no es como que uno luche por acostumbrarse a vivir sin merquén. En realidad, no tuve que acostumbrarme a nada muy radical. Lo que me costó más fue estar lejos de la familia y los amigos, algo que, de todas formas, no es diferente a la experiencia de cualquier provinciano que llega a Santiago. Ya estaba curtida.
¿Piensa retornar a Chile, a Talca?
-Sí, en algún momento me gustaría volver a Chile, aunque por ahora no tengo apuro. Y sobre Talca, dependerá de las oportunidades laborales. A todos les digo que volveré a morir como los salmones, pero es una broma no más. Siempre he pensado que el Maule tiene mucho potencial, aunque, desde un punto de vista cultural, falte mayor conexión entre las instituciones y la gente. Hace falta consolidar una nueva identidad. Si se puede, me encantaría aportar desde mi vereda.
¿Tiene la posibilidad de quedarse en España?
-Trabajo en una editorial y tengo nacionalidad española, así que sí. Pero como te comentaba antes, me gustaría volver a Chile.
En este lapso, ¿ha podido venir a Talca?
-Siempre voy a la “muy noble y muy leal”. Tengo una amiga rumana que no puede creer que ese sea un título real que le dieron a la ciudad. Pero sí, he vuelto al menos tres veces. Mis papás viven en Talca y allá tengo a mis amigas del alma, mis excompañeras del Liceo Abate Molina y mis amigas del coro de niños de la Universidad de Talca.
¿Qué añora de su tierra?
-Las churrascas, la neblina en el invierno (uno termina encariñado a las cosas más terribles), el sabor del agua. También soy consciente de que una parte de mi tierra ya no existe. Pensé que iba a pasar más tiempo para decir que “en mis tiempos todo esto era potrero”, pero ¡ya todo está tan diferente! Donde había una media luna y caballos ahora hay un supermercado. ¿Qué diría Jorge Gonzáles Bastías? Pensar que el poeta de las tierras pobres se escandalizaba con el desarrollo que iba a llegar al Maule con el ramal. Pensándolo mejor, creo que lo que más añoro de mi tierra es sentirme vieja antes de serlo oficialmente.
Los chilenos fuera del país arman especies de asociaciones, ¿cómo ha sido su experiencia?
-Bonita. Te das cuenta de que el sobrino de la amiga de los papás termina siendo un vínculo cercano. Es como relacionarnos saltándonos la timidez que muchas veces tenemos. Además de toda la ayuda que nos podemos ofrecer entre nosotros, hay una ternura muy especial en la necesidad de que los demás reconozcan nuestra identidad en las cosas más chicas. Será por venir de tan lejos y estar tan aislados, pero ya con dos chilenos puedes dar cátedra de chilenidad en una fiesta y lograr que a algún español le nazca preguntar: ¿os tinca tomar once? A uno se le peganmontón de palabras, pero me quedo tranquila sabiendo que el contagio ha sido mutuo.
Próxima publicación en Barcela
Maite, ¿está preparando alguna publicación?
-Sí, además de las publicaciones académicas, estoy preparando, junto con la periodista Purificación Beltrán, Dadme otra monja alférez, anecdotario razonado en torno a la vida y la figura de Catalina de Erauso. Este personaje histórico es una especie de Mulán vasca del siglo de oro que se escapó del convento, se vistió de hombre, viajó a América, mató a su hermano, se comió a su caballo, tuvo amores con mujeres y fue autorizada a vivir como hombre por el Papa y el rey del momento, entre muchas otras cosas.
La descubrí en los archivos de Memoria Chilena mientras evaluaba algunas opciones de reedición para la Editorial Somos Libros, que es donde trabajo, y me fascinó. Pero, aunque su historia era muy interesante, estaba escrita en un castellano del siglo XVI, difícil de entender y, además, sin calidad literaria, así que me propuse hacer una bajada, o sea, una actualización de su vida como si fueran datos curiosos. Esta parte del texto ya está lista, pero aún queda la segunda parte del proyecto.
¿Cómo va esa segunda parte?
-Debo decir que toda esta segunda parte se ha dado gracias al ingenio y buen ojo de Lola García, directora de la Editorial Somos libros y, a estas alturas, gran amiga, que no solo ha confiado en mi al aceptar llevar a puerto esta publicación, sino que, además, ha sabido ver su potencial teatral. A ella se le ocurrió subir a la monja a las tablas y no es primera vez que lo hace con un personaje literario. Con Purificación Beltrán estamos escribiendo una entrevista ficticia hecha a tres versiones del personaje histórico: Catalina, la mujer lesbiana que se trasviste de hombre para conquistar su libertad; Antonio, el hombre transexual que logra usar su nombre masculino con el permiso del papa y el rey del momento; y Catalina Antonio, la persona no binaria que se enfrenta a las otras dos identidades. No tenemos como traer a la monja de vuelta y preguntarle, así que nos parece que lo más apropiado es hacer un ejercicio de imaginación con las tres opciones que se nos han cruzado por la cabeza. Este texto se llamará La otra historia y será añadido al anecdotario original.
¿Cuándo lo piensan publicar?
-Si va todo bien, esperamos publicar el libro en mayo de 2023. Mientras tanto, estamos en conversaciones con la Academia de Teatro Nancy Tuñón. Nos encantaría gestionar la adaptación a guión del texto y una posible representación dramática en Barcelona.