Aislar las viviendas, usar electrodomésticos de bajo consumo y desenchufar todo lo que no se esté usando. Estas son algunas de las recomendaciones que académicas de la Universidad de Chile comparten en el marco del Día Mundial del Ahorro de Energía que se celebra este viernes 21 de octubre.
Desde apagar la tele cuando nadie la está mirando, hasta un cambio de vida por un estilo más saludable, con menos uso de vehículos contaminantes y aparatos eléctricos y electrónicos. Estos cambios a nivel individual no solo pueden marcar la diferencia en el cuidado del medioambiente y del planeta, sino también en las finanzas personas, afirman las académicas de la Universidad de Chile, Constanza Ahumada, del Departamento de Ingeniería Eléctrica de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas (FCFM), y Lorna Lares, del Departamento de Diseño de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo (FAU).
El viernes 21 de octubre el mundo conmemoró el Día Mundial del Ahorro de Energía, una instancia para crear conciencia sobre el cuidado de los recursos naturales y lograr una mayor eficiencia en el consumo energético. En este contexto, uno de los primeros consejos que comparte la profesora Ahumada es tener la casa con aislamiento térmico, que permita conservar el aire fresco en verano y el calor en invierno. Instalar sellos de puertas y ventanas, agrega, también es una buena idea. “Tener un buen sistema de aislamiento de la casa para que, de esta forma, no se pierda calor en invierno y así se utilicen menos estufas o poder mantener más fresco en verano y así usar menos ventilador/aire acondicionado”, indica.
El correcto uso de los electrodomésticos es otro aspecto importante, agrega. Al adquirir refrigeradores, lavadoras, microondas, entre otros, es importante privilegiar aquellos artefactos que cuenten con certificados de bajo consumo de energía, fijándose que las etiquetas sean A, A+ o superior. “Es importante que los electrodomésticos estén en buen estado y sean de alta eficiencia. En este aspecto, si coincide que están comprando artefactos es importante fijarse en el sello de eficiencia que tiene e intentar que sea alto. Si hay dos equipos de características parecidas, siempre optar por el más eficiente (de paso se gasta menos)”, explica la profesora Ahumada.
El denominado “consumo vampiro” es aquel gasto de luz que es silencioso y pasa desapercibido, como las luces de apagado de la televisión, que siguen consumiendo energía aunque esta se encuentre apagada, o cuando los computadores entran en reposo también sigue “chupando” energía, incluso los cargadores de celulares y otros, aún sin estar usándose, al quedar conectados a la red eléctrica consumen micro dosis de watts. “Desenchufar los equipos que no se usan porque, por ejemplo, al dejar los cargadores enchufados, aunque el computador o celular no estén conectados o cargando, se sigue consumiendo. Alternativamente, si se usan zapatillas (alargadores), usar las que vienen con un interruptor de encendido/apagado, así es mucho más cómodo solo apagar la zapatilla si no se está usando”, aconseja.
La diseñadora industrial Lorna Lares coincide con estas recomendaciones e incluso va más allá: simplemente dejar de usar tantos electrodomésticos y hacer un cambio de hábitos hacia una vida más saludable. Por ejemplo, dejar de planchar, no usar las “ollas mágicas” y volver a disfrutar de cocinar. “Para mí, el concepto de eficiencia energética va también con una conciencia ambiental y una nueva conducta, o un cambio de hábitos, desde las pequeñas cosas hasta las más sofisticadas, como diseñar una vivienda pasiva (que tiene un alto costo) a preferir electrodomésticos que tengan certificación de ahorro de energía y, mejor aún, evitar usar los electrodomésticos, al menos lo que más consumen en el hogar, como los hervidores, microondas y los secadores de pelo. Dejar de usar estos aparatos también tiene que ver con una vida más saludable”, dice la académica de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo.
La especialista reconoce que el uso de estos artefactos muchas veces significa un importante ahorro de tiempo, pero si ese tiempo lo dedicamos a trabajar sin parar en vez de dedicarlo a buscar el bienestar físico y la salud mental, no tiene mucho sentido. “En lo cotidiano, son miles de pequeños detalles que la verdad hacen la diferencia, no solo para el bolsillo, sino que también como para una mejor calidad de vida. Durante la Pandemia, nos entregamos al teletrabajo y con el poco tiempo que tenemos también se dio un boom de todos los artefactos automáticos, la aspiradora robot, la olla que cocina sola, etc. A mi juicio, como que retrocedimos, avanzamos en tecnología y el ahorro de tiempo, pero también ese tiempo que usamos en cocinar puede ser hasta terapéutico, me dedico un tiempo para preparar con amor comida, para una misma o para compartir con seres queridos, en vez de llenarnos de electrodomésticos que están consumiendo energía. Creo que todo va concatenado: la conciencia ambiental, el uso eficiente de recursos y una mejor calidad de vida”, comenta.
Otras recomendaciones de ambas académicas son: aprovechar la luz natural para iluminar e incluso calefaccionar el hogar, y usar ampolletas de bajo consumo cuando cae la noche; controlar el uso de la calefacción y aire acondicionado ajustando la ropa que vestimos; descongelar los alimentos a temperatura ambiente, sacándolos del congelador uno o dos días antes para evitar usar el microondas; ajustar la potencia del refrigerador al mínimo; el agua hervida que sobró guardarla en un termo para no tener que encender el hervidor constantemente; lavar ropa con carga completa y agua fría; planchar todo el lavado junto y no calentar la plancha por solo una prenda.