Ya desde 1974, el Informe Lalonde evidenciaba dónde se necesitaba invertir más recursos públicos para disminuir la mortalidad. El documento realizado por Marc Lalonde, ex ministro de Salud de Canadá mostraba que solo un 1,20 por ciento de los recursos se invertían en el medio ambiente físico y social, pese a que esta arista tiene un peso del 43 por ciento en la mortalidad de la población.
Este llamado de atención realizado hace 48 años fue rescatado por Gloria Icaza Noguera, Seremi de Salud del Maule en sus palabras de apertura en el I Congreso de Promoción de Salud, instancia que se desarrolla este 18 y 19 de octubre organizada en alianza con la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Católica del Maule (UCM).
De acuerdo con la explicación de la seremi, “los establecimientos de salud son muy importantes y allí se invierte mucho de dinero, lo cual está bien y tiene que existir; pero ese impacto global en las personas es menor que invertir en el ambiente social y en todo lo que impacta día a día, porque los procesos de enfermedad son lentos e involucran todas las condiciones en las que nacemos y vivimos. Buscamos cambios estructurales y tenemos políticas interseccionariales que facilitarían que la opción saludable sea la más sencilla de tomar”, dijo.
En esa misma línea, Paula Ceballos, decana de la Facultad de Ciencias de la Salud UCM, enfatizó en aspectos que pueden contribuir a los cambios: “trabajar desde la infancia con los niños, con los profesores y en la academia, impactar a los futuros profesionales con este nuevo paradigma del cambio de conducta e invitamos a la comunidad maulina a hacerse responsable de su salud, no solo se trata de que un profesional lo acompañe, la persona debe comprender la importancia de la alimentación y los hábitos saludables para tener una buena calidad de vida”, afirmó.
¿Qué estamos haciendo mal?
De acuerdo con las cifras, ese cambio de conciencia aún no se ha dado. Según el mapa nutricional de Junaeb, la infancia maulina es la más obesa del país, con un 33,9 por ciento de incidencia de obesidad y, según la Encuesta Nacional de Salud (2016-2017), la diabetes se ha triplicado desde 2003.
La Ley de Etiquetado es una realidad, la publicidad de alimentos no saludables fue regulada, la sal en el pan fue disminuida, los kioscos saludables se implementaron y existen diversos programas comunales y nacionales como Elige Vivir Sano. Pero, entonces, “¿qué estamos haciendo mal?”, se preguntó René Sandoval, académico de Nutrición y Dietética UCM y quien ha implementado un programa pionero de educación integral nutricional en dos escuelas rurales de la Provincia de Curicó.
“Lo que necesitamos es intervenir a los niños en su entorno. Y donde permanecen la mayor parte del día es en el colegio, por ello, creemos que combatir la obesidad en la escuela es una estrategia efectiva para disminuir esos indicadores en Chile”, explicó Sandoval. A través del programa de vinculación con el medio Prosalud UCM Línea Escolar, el académico y los estudiantes de segundo año de la carrera de Nutrición y Dietética de dicha institución, buscan demostrar que una intervención integral es el camino.
Para ello, no solo enseñan sobre alimentación, también implementaron huertos en las Escuelas Rayen Mapu de Tutuquén y República de Estados Unidos en Los Niches con ayuda de la Facultad de Ciencias Agrarias UCM.
Además, en una tercera etapa que comienza en noviembre, una chef les enseñará preparaciones saludables dulces y saladas con base en los alimentos cultivados.
Mirada en la infancia La evidencia científica ha demostrado que, en la primera infancia, se crean los hábitos que la persona mantendrá en su vida adulta, por tanto, un niño que conoce su cuerpo y aprende lo que debe comer para mantenerse sano, será un adulto que, probablemente, no desarrolle una enfermedad crónica no transmisible.
Además, la alimentación saludable desde los primeros meses de vida también repercute en la pubertad. Según estudios internacionales compartidos por Victoria Pérez, académica de la Escuela de Nutrición y Dietética UCM; cada 10 años la pubertad se adelanta tres meses. Es así como en 1830, la menarquia o primera menstruación sucedía entre los 17 y 18 años y, actualmente, se da entre los 12 y 13 años en promedio o incluso antes.
“La obesidad está asociada con la pubertad precoz, es decir, los niños con sobrepeso iniciarían antes de la edad establecida, la pubertad lo que genera talla baja en la población o alteraciones en el comportamiento”, explicó Pérez.
La académica advirtió que la lactancia materia es un factor protector, pues “durante los primeros nueve meses de vida, el exceso de peso promueve el inicio temprano de la pubertad y el abuso de fórmulas lácteas genera obesidad”, sumado a que algunas de ellas están realizadas a base de soya, alimento que contiene isoflavonas, compuestos muy similares al estrógeno.
El I Congreso de Promoción en Salud del Maule se extenderá hasta este 19 de octubre y en él también se abordaron temas como alimentación basada en plantas, la necesidad de generar cambios en las estrategias educativas en la consulta nutricional; la influencia de la actividad física en la salud mental, la prevalencia de sobrepeso y obesidad en población infantil y el entrenamiento de la fuerza en la variabilidad de la frecuencia cardiaca en pacientes hipertensos.
El evento podrá ser revisado por toda la ciudadanía gratuitamente en el canal de Youtube Facultad de Ciencias de la Salud UCM y a través de las redes sociales @facsa_ucm.