Hace 21 años, un 16 de octubre del 2001, dimos la bienvenida a la Reforma Procesal Penal en la región del Maule, cuya implementación impactó positivamente en la forma de ejercer justicia.
Quienes vivimos los primeros días de este histórico cambio, en esta región o en otras del país, valoramos el esfuerzo, compromiso y profesionalismo con el cual los distintos actores involucrados en este proceso permitieron que fuese avanzando de forma gradual la reforma más importante a la justicia chilena.
Nuestros desafíos en estos años han sido múltiples y diversos: en primer término, poner en marcha la Defensoría Regional del Maule con la adecuación de nuestros procesos a un nuevo sistema de registro computacional que permitiría dejar registro de lo que hacemos en el día a día, para así ser parte fundamental de la estadística de todo el sistema.
Luego, echar a andar los procesos de licitaciones en todo el país, un sistema que si bien no ha estado exento de errores ha demostrado que con adecuadas bases y controles es posible generar una forma de trabajo que sea compatible con el bien común, produciendo una adecuada sinergia público – privada. Consecutivamente, el crecimiento en las líneas
de especialización que nos han distinguido como un servicio respetuoso de los Derechos Humanos y que entrega respuestas oportunas a los nuevos fenómenos, como la migración, la delincuencia juvenil, o la perspectiva de género. Por último, destaco el cambio cultural que significó dejar atrás las antiguas carpetas celestes y entrar de lleno en la era digital, permitiendo que los defensores y defensoras no siguieran tramitando a la
antigua, con carpetas de papel.
Nuestra gente, la que compone la Defensoría Penal Pública del Maule, ha tenido, desde hace más de 20 años, un rol activo y clave, gracias al mérito de asistentes administrativos, profesionales, defensoras y defensores que han aportado desde el primer día con sus conocimientos y compromiso de servicio público.
Parte fundamental han sido los procesos de capacitación y perfeccionamiento constante, que nos han permitido ser uno de los servicios con mejor desempeño técnico, siempre garantes del resguardo del debido proceso y del respeto de los derechos y garantías de las personas imputadas.
La evaluación es positiva, pero sin duda hay desafíos futuros: por de pronto el más importante es el retorno en un cien por ciento a la presencialidad en tribunales, para así cumplir cabalmente nuestra misión. Ojalá nos acompañen en este esfuerzo el Poder Judicial y el Ministerio Público, las personas nos necesitan cercanos y nuestro Código Procesal ni siquiera se puso en una hipótesis telemática. Han pasado dos años y medio ya de la emergencia sanitaria y el tiempo nos impone nuevos esfuerzos.
Es por ello que quiero extender mis agradecimientos y felicitaciones a todos quienes han recorrido este camino, sobre todo al Equipo de la Defensoría Regional del Maule. Y vaya mi saludo también a todos los intervinientes en el sistema de justicia penal de la región.
José Luis Craig Meneses
Defensor Regional del Maule