Cada ser humano es único y percibe los cambios de estación de diferente manera; sin embargo, hay ciertas condiciones generales que te pueden hacer sentir más o menos identificado.
- En primer lugar, existe la “euforia primaveral”, la cual tiene un efecto positivo en las personas, por la consecuencia del aumento de luz y de temperatura. Nuestro cuerpo reacciona mediante ajustes del metabolismo con cierta hiperactividad y todo ello puede influir positivamente en el estado de ánimo.
- Otra de las situaciones que se pueden presentar es la “astenia primaveral” que es el proceso de adaptarse a los cambios ambientales y de hábitos relacionados con la llegada del buen tiempo y más horas de luz. Los síntomas más comunes pueden ser cansancio, alteraciones del sueño, tristeza o falta de apetito.
- También existen personas que presentan síntomas de ansiedad, cambios de ánimo, deseos de comer en exceso, incapacidad de disfrutar o cansancio, debido a que sus niveles de melatonina y de serotonina se ven afectados por los cambios en la luz. Esto se llama Trastorno Afectivo Estacional (TAE), que corresponde a una variante de la depresión que, si bien puede darse en primavera, es más común en otoño e invierno.
Las personas que tienen mayor posibilidad de desencadenar TAE son aquellas que son más sensibles y es más frecuente en personas de 18 a 30 años, aunque se puede desarrollar a cualquier edad. También pueden verse afectados quienes viven lejos de la línea del Ecuador, porque están expuestos a menos luz solar. Los episodios más severos suelen darse en personas que tienen antecedentes de trastorno del ánimo.
¿Cuáles son los síntomas que podemos identificar?
- Decaimiento durante la mayor parte del día.
- Pérdida de interés en las actividades habituales.
- Somnolencia e indiferencia.
- Dormir más de lo habitual.
- Comer más de lo habitual.
- Cambios de estado de ánimo, entre otros.
¿Qué hacer para que la primavera no sea una pesadilla?
- Buscar tiempo para salir frecuentemente.
- Sentarse cerca de ventanas para acceder a la luz del sol.
- Hacer ejercicio con regularidad.
- Comer una dieta balanceada.
- Decorar la casa con colores claros.
- Planificar con antelación las actividades a desarrollar durante el período de invierno.
- Aprender técnicas de relajación.
- Informar a la familia y amigos que se padece TAE.
- Unirse a grupos de apoyo.
De todas maneras, lo más importante en caso de sentir estos síntomas siempre será consultar con un especialista de la salud mental.