Alcanzar el 100% de valorización de residuos al 2030, es la meta que se ha impuesto la empresa ARAUCO. Sin duda, un desafío que cobra enorme relevancia dado el contexto actual de cambio climático a nivel mundial y donde ya no es sostenible perseverar con un modelo económico lineal basado en “usar y botar”. Y es que, si bien hace cuatro años, el planeta generó 2.000 millones de toneladas métricas de residuos sólidos, para el 2050 se espera que este número crezca a 3.400 millones de toneladas métricas. De ahí entonces la importancia de avanzar hacia un modelo de economía circular -también conocido como bioeconomía-, tanto en la producción como en el consumo, lo que implica reutilizar, renovar y reciclar materiales y productos todas las veces que sea posible para crear valor añadido. Así, el ciclo de vida de los productos se extiende y se reduce la generación de residuos.
Se estima que la incorporación de la economía circular y bioeconomía en la industria y la agricultura ayudaría a reducir en más de 9 mil millones de toneladas las emisiones de CO2 al año 2050.
En este sentido y mediante el trabajo científico de Bioforest (Centro de Investigación de ARAUCO) y de manera colaborativa con universidades y centros de estudios, la compañía forestal se encuentra avanzando fuertemente en la valorización de residuos. El compromiso es optimizar el aprovechamiento de los recursos e insumos, disminuir el volumen de residuos generados, propiciar oportunidades de mercado para gestores de residuos, recicladores y revalorizadores, e involucrar a los trabajadores y comunidad en alcanzar los beneficios ambientales y sociales de la gestión de residuos.
En el ámbito de la producción de celulosa, los principales residuos con los que se está trabajando son cortezas, arenas, cenizas y ciertas impurezas, llegando la valorización a un 55,6% el año pasado.
En el área de madera, en tanto, se espera alcanzar este año un 44% de valorización de residuos, esto es un 10% más que lo alcanzado el 2021. La idea es que cada vez sea menor la generación de residuos y más la valorización, para de esta manera, llegar a cero residuos el 2030.
Para Marianne Hermanns, Subgerente Cumplimiento y Auditoria Ambiental de ARAUCO, alcanzar un 100% de valorización de residuos al año 2030 es un gran desafío, el cual se ha abordado de una forma sistémica y con un gran equipo multidisciplinario de trabajo, que además ha permitido ir aumentando, año a año, el porcentaje de valorización de residuos. Esta valorización, realizada tanto de manera interna como externa, ha asegurado el uso y aprovechamiento de residuos, logrando, por ejemplo, generar nuevos productos como capas de sellos, o bien, devolver al suelo micro y macronutrientes necesarios para el crecimiento de los árboles. Estos y otros proyectos en desarrollo dan cuenta de las ventajas y beneficios ambientales de avanzar hacia una economía 100% circular.
Centros de valorización
En este sentido, una de las iniciativas de mayor desarrollo es la implementación de Centros de Valorización de Residuos (CVR). Es así como, por ejemplo, se acaba de poner en operación un CVR en la Planta Celulosa Licancel, en la comuna de Licantén, y que se suma al que está funcionando desde el año pasado en la Planta Celulosa Constitución, con una capacidad de producción de 7.400 toneladas al año.
En los CVR se realiza la gestión de residuos y se transforman en nuevos productos o de segunda generación, como también se les denomina, siendo usados preferentemente como capa de sellos y enmienda para suelo alcalino.
Lo importante en esto es que la generación y el uso de estos nuevos productos no afecta la calidad de las aguas, tampoco el suelo y además favorece la productividad, entregando nutrientes (minerales).
Además, en la misma Planta Licancel se está llevando adelante un proyecto de riego con efluente tratado, lo que podría ser significativo en un escenario de crisis hídrica.
En este sentido, Hermanns afirma que “la innovación, como la que podemos ver en el proyecto de riego de Planta Licancel, permite ir adaptándose a los escenarios actuales, como, por ejemplo, la crisis hídrica. Este proyecto abre una enorme posibilidad de hacer un uso sustentable de los escasos recursos hídricos disponibles en la zona a ser reutilizados para riego, y dar así mayor productividad a los suelos forestales y/o agrícolas de la zona”.
Hay muchas otras iniciativas y de distinta escala. Es el caso de la implementación de Puntos Sustentables al interior de las plantas, sumando el compromiso y participación de los trabajadores en el reciclaje de plásticos, cartones, latas y vidrios, otras acciones de reciclaje de equipos de protección personal y otros elementos, y el impulso y desarrollo de una Agricultura Circular al interior del vivero Quivolgo, en Constitución, para la generación de abono orgánico.
ARAUCO es una empresa chilena global y por lo mismo, sus compromisos y desafíos son compartidos también en otros países donde está presente. Es así como, por ejemplo, iniciativas igualmente interesantes se están llevando adelante en la Planta de Celulosa de Puerto Esperanza, en Argentina, y en las plantas de tableros Jaguariaíva, en Brasil, y Durango, en México.
Plan de acción climática
Los esfuerzos de ARAUCO para avanzar hacia una bioeconomía o economía circular y sostenible en el tiempo apuntan a un Plan de Acción Climática con tres principales focos, siendo uno de estos precisamente, la disminución a cero residuos al 2030.
Otro foco es la mitigación de emisiones basadas en la ciencia, reemplazando combustibles fósiles en los procesos productivos e incorporando una mayor participación de energías limpias y renovables a la matriz.
El tercer lineamiento es de conservación y restauración de ecosistemas, donde el principal compromiso se basa en la restauración de 25 mil hectáreas de bosque nativo, meta que estará en línea con las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC). A esto se suma el compromiso de no extinción de especies emblemáticas como el zorro y ranita de Darwin, y la protección de especies emblemáticas como la araucaria y el ruil.
Cabe destacar que, a mediados de 2019, ARAUCO adquirió el compromiso de alcanzar la carbono neutralidad, meta que logró concretar en 2020, convirtiéndose en la primera compañía forestal del mundo en certificarse.