Nunca en la historia de la humanidad el individuo ha estado más conectado con su entorno como en los últimos 20 años. Esta evolución tecnológica la marca la masificación de la internet y como derivado, las conocidas redes sociales. Es indudable que la mayoría de las personas usa estos canales de información para obtener datos respecto de diversas situaciones y cosas, y con ellos tomar decisiones relacionadas por ejemplo con la crianza, compras, pareja, política, economía y participación ciudadana.
Respecto a este último punto, los expertos ponen la voz de alerta en este bombardeo de información que puede influir en las personas. Luis Pino, Director de Carrera de Psicología de Universidad de Las Américas, explica que internet no discrimina y muestra todo tipo de información: “Los sujetos toman la información que la experiencia o su sentido común les dice que es real, lo correcto o verdadero, generando el razonamiento que ‘información es igual a conocimiento y por tanto verdad’”.
Luis Pino asegura que cambios sociales estructurales derivados de la política o el sufragio en un plebiscito, se pueden generar de información distorsionada, exagerada o simplemente irreal, pero que no es producto de una conspiración, sino que las personas son convencidas sencillamente de aquello que creen que es posible. El académico señala que los votantes ejercen su derecho por emociones o por afectos, alejados de la racionalidad: “Las personas ya creen o ya están dispuestos a aceptar lo que las redes sociales van a reproducir, por tanto, la información que no posee sustento científico o sencillamente las noticias falsas, no son falsas en sí mismas, si no que las aceptamos porque coinciden con lo que la gente ya cree posible”.
Podemos centrarnos en la intencionalidad o en lo doloso de las fake news, pero más complejo es que las personas están dispuestas a creer cualquier cosa como verdadera. Es relevante, por tanto, considerar esta cadena de eventos en la que la noticia falsa se convierte en una post verdad, es decir, la gente se queda con el primer enunciado, aunque resulte falso.
Por ello, un individuo responsable, no se tiene que cerrar a un solo canal de información, y por sobre todo, siempre debe estar dispuesto a ampliar la visión respecto de un fenómeno, es decir, aceptar diversidad de informaciones y opinión porque siempre implicará crecimiento. Lo mejor es tomar decisiones bien informados y no procedente de emociones disfuncionales como el miedo o la alegría extrema.