La pandemia del COVID-19 y la Guerra en Ucrania han desatado una crisis económica mundial que tiene a Chile con una inflación anual de 11,5%, según los datos del Banco Central. Esto ha provocado que muchos productos aumenten su precio como el pollo, azúcar, harina o el aceite, que incrementó en un 67%, entre otros.
Debido a ello, muchas familias han optado por disminuir el consumo de estos alimentos e incluso eliminarlos de su dieta, sin embargo, Cecilia Campos Pérez, nutricionista de la Dirección General Estudiantil de la Universidad Católica del Maule (UCM), sede Curicó, aconsejó buscar alternativas alimentarias antes de dejar de consumir un alimento por completo.
“Como nutricionista siempre buscamos el no eliminar alimentos de la dieta, sino que más bien, pueden ser reemplazados por otros alimentos que entreguen los aportes nutricionales similares y/o se pueden consumir en pequeñas cantidades para que de esta manera tengan mayor rendimiento al momento de prepararlos”, comenzó diciendo la profesional.
“La harina que ha subido su precio, podemos bajar su consumo, siendo así que 1 kg de harina nos rinda por mucho tiempo más que como lo era anteriormente, a su vez podemos buscar opciones para su reemplazo y que son de mayor aporte nutricional, como lo es la harina de avena, la cual se puede preparar en casa con solo moler la avena en la licuadora, por ejemplo”, recomendó.
Otro alimento que subió su valor en un 31% fueron las pastas, uno de los platos más requeridos por estudiantes y trabajadores debido a su sabor y fácil preparación, por lo que Campos llamó a buscar opciones más económicas y ser minuciosos con el tiempo de cocción para que su sabor no sea diferente al de otras marcas.
“Las pastas van de la mano en su alza, una opción más práctica es comprar aquellas marcas más económicas para disminuir los costos en el hogar, ya que su importancia no es la marca, sino que el tiempo de cocción de esta, obteniendo el mismo aporte nutricional que si comparamos con una pasta de mayor costo. De esta forma sólo cocinando la pasta al dente (los minutos exactos que nos indica el envase), ya tenemos un producto de buena calidad”, dijo la nutricionista de la UCM.
De igual forma, en el caso de que alguien quiera dejar de consumirlas se podrían reemplazar por papas, mote quínoa o arroz, según recomienda Campos, con un consumo máximo de dos veces a la semana.
En el caso del aceite no habría inconvenientes con eliminarlo de la dieta o disminuir su ingesta, reemplazándolo por agua en algunas ocasiones y consumiéndolo de forma cruda.
“Las carnes se pueden cocinar en su misma grasa y así solo usamos el aceite en formato crudo como en ensaladas, en donde obtenemos mejores propiedades nutricionales”, afirmó.
Lo mismo dice en cuanto al azúcar, debido a que para ella es “innecesario” dentro de la dieta de una persona, “más en estos tiempos de mal nutrición por exceso, no se justifica el uso de azúcar por temas de salud en la alimentación. Además, constantemente estamos consumiendo alimentos que ya tienen azúcares (pan, cereales, mermeladas, manjar, galletas, golosinas, etc.), la podemos reemplazar por miel, endulzantes o simplemente no endulzar las preparaciones”.
Alimentación económica y saludable
Las aplicaciones móviles para pedido de comida rápida han hecho que cada vez las personas cada vez recurran menos a las tradicionales recetas familiares caceras, sin embargo, la nutricionista de la Universidad Católica del Maule llamó a retomar este ritmo de alimentación.
“Siempre es bueno volver a la comida de casa, esa comida que preparaban nuestros abuelos que eran mucho más saludable y a menor costo. Si bien las carnes han subido bastante su precio, no nos olvidemos que no necesitamos la ingesta de carne en un 100%, sino que tenemos alimentos que pueden aportar casi los mismos nutrientes. Las legumbres muy olvidadas, pero muy ricas nutricionalmente y además a un costo mucho más bajo, las podemos preparar como guisos, hamburguesas de legumbres, en ensaladas como porotos con cebolla o lentejas con cilantro, humus de garbanzo o en formato de un puré”, aconsejó.
Y agregó: “Los huevos también han subido de valor, pero en menor proporción, los cuales los podemos usar en guisos de verduras, tortillas de verduras o como acompañamientos de nuestros platos principales. Ejemplo un puré con huevo “frito en agua” o huevo duro, usar una pasta de huevo como agregado para el pan o simplemente un huevito duro como colación, evitando así la ingesta de dulces o galletas”.