Utilizar estrategias de ventilación inteligente es clave para reducir el consumo energético en los procesos de calefacción doméstica durante el invierno, sugiere el Director de la Escuela de Construcción de Universidad de Las Américas, Carlos Aguirre. El especialista, recomienda que los usuarios deben considerar tanto las condiciones estructurales de sus viviendas como los pro y contra de sus métodos de calefacción.
Un informe de la Comisión Europea enfocado en valorar las posibilidades de reducir las emisiones cotidianas de gases de efecto invernadero mediante cambios sencillos de comportamientos, concluyó que evitar las pérdidas de calor al momento de recircular el aire es la estrategia más efectiva de ahorro. El reporte concluyó que una ventilación inteligente tiene un potencial de ahorro de hasta el 20%.
“Se debe entender la vivienda como un sistema, por lo tanto, no solamente es importante el método de calefacción que escojamos, sino las características de la vivienda, tomando además en cuenta las condiciones climáticas que vivimos, con oscilaciones de temperaturas que en algunas zonas del país pueden llegar hasta los 20 grados”, dijo Aguirre.
Independientemente de los sistemas térmicos utilizados, el especialista advirtió que los usuarios habitualmente no comprenden que la ventilación es un proceso fundamental y que se debe realizar de manera “inteligente y estratégica”. Por ejemplo, puntualizó que “si cambio el aire a las 7 de la mañana lo que entrará es aire helado, pero si lo hago a las 3 de la tarde, este será caliente”.
Carlos Aguirre señala que la recomendación es que este proceso se realice de una sola vez: abrir todas las ventanas y puertas que conectan las habitaciones, lo que permitirá que tome menos tiempo y de esta manera no se enfríen las paredes interiores (cuyo recalentamiento requerirá más energía). Una buena ventilación permite eliminar olores, evitar acumulación de emanaciones provenientes de los materiales del edificio y controlar una adecuada humedad al interior de los espacios.
Mantenimiento y buen uso
La leña es el principal combustible residencial en muchas ciudades del país y es usado tanto para calefacción como para cocción de alimentos por su disponibilidad y bajo precio comparado con otras fuentes de energía, según estimaciones de la Superintendencia de Electricidad y Combustible. Pese a ser considerada una fuente renovable, es una de las más contaminantes.
“El gran problema que tenemos hoy es que muchas personas compran leña que no está totalmente seca. El mercado informal nos entrega habitualmente madera que cuando la quemamos, por su humedad, produce demasiadas partículas. La recomendación es que las personas prefieran el mercado formal, eso en zonas donde este material se puede utilizar, porque si existen alertas ambientales está totalmente prohibido”, afirma Carlos Aguirre.
En el caso de la parafina, si bien es uno de los más accesibles, su principal desventaja es la cantidad de contaminación interna que produce. Por eso, se aconseja que se utilice en espacios más grandes y donde la casa disponga de una ventilación muy eficiente, jamás en habitaciones. El académico de la UDLA enfatiza que esto evitará la condensación de los muros o que estos “lloren”, como típicamente se conoce este fenómeno.
Del mismo modo, añadió, es fundamental que estos sistemas tengan una mantención permanente, pues su funcionamiento deficiente puede provocar problemas de excesiva producción de monóxido de carbono. “Por eso, la sugerencia principal es utilizarla en espacios con un gran volumen de aire, idealmente, living y comedor”.
El gas, otro de los combustibles más utilizados, principalmente por su buena relación costo-beneficio, pero exige tener especial cuidado con el mantenimiento. Carlos Aguirre, señala que “su uso en edificios está mucho más controlado porque hay certificaciones, pero la recomendación es que se ocupe en viviendas de baja altura y que se realice un mantenimiento constante. Sus ventajas y desventajas tienen más que ver con su buen uso y estado que con el mismo combustible”.
El Director de la Escuela de Construcción de Universidad de Las Américas, concluye que respecto al uso la electricidad, cuyo uso podría aumentar debido al alza en el precio del gas, pasa por evitar las pérdidas de calor. “Si la vivienda tiene una gran superficie vidriada, probablemente el sistema eléctrico no sea la mejor opción”.
