Tras una exhaustiva investigación, Guillermo Parvex acaba de publicar La tormentosa historia limítrofe entre Chile y Argentina (Ediciones B, 2022), donde aborda diversas situaciones resueltas y otras que han aparecido recientemente. Entre las primeras, los limites coloniales de Chile desde 1554, los acuerdos territoriales entre Chile y Argentina al independizarse, la gran Crisis del Beagle, el Tratado de Paz y Amistad de 1984, Laguna del desierto en 1985. Entre los segundos, Campo de Hielos Sur y el nuevo diferendo por la plataforma continental Austral. Parvex, accedió a conversar con www.elmauleinforma.cl poco después de la publicación.
Guillermo, ¿le parece que la historia limítrofe entre Chile y Argentina es como la historia de un matrimonio mal avenido?
-Creo que nunca ha existido un matrimonio. Ha habido muchos intentos de un Chile que busca hermandad, pero continuos desaires de una Argentina muy veleidosa.
¿Qué hace tan tormentosa la relación?
-Usamos la palabra tormentosa para graficar una relación siempre difícil, con ciertos claros de buen tiempo, pero de corta duración, que nuevamente pasan a turbulencias y escalan a tormentas y esa ha sido una constante a través de nuestra historia republicana.
¿Qué conflictos latentes dejaron los límites coloniales establecidos por la Corona Española?
-Los límites coloniales no dejaron ningún conflicto latente. Estaban claramente definidos y aceptados. Las Provincias Unidas del Río de la Plata (nombre original de Argentina), nunca cuestionaron estos límites e incluso los consagraron en su primera Constitución Política.
Los problemas comenzaron unas tres décadas, luego de la independencia de ambas naciones, cuando nuestros vecinos comenzaron a ambicionar la posesión del Estrecho de Magallanes, viendo la inmensa importancia comercial y estratégica que tenía esta vía.
Tras la independencia, ¿ a qué acuerdo limítrofe llegaron Chile y Argentina?
-Tras la independencia, ambos países acordaron mantener los límites coloniales y asumir el concepto “Utis Posididetis”, es decir mantener los territorios ocupados por cada uno, respetando absolutamente la delimitación pre independentista, que entre otras cosas reconocía como perteneciente a Chile toda la Patagonia, desde el Pacífico al Atlántico, la que en la cartografía de la época se denominaba “Chile Oriental”.
Señala en su libro que: 2Creíamos todo solucionado en 1818, también en 1856, pero los conflictos continuaron por nuevas reclamaciones territoriales argentinas y así llegamos al tratado de 1881, que teóricamente puso fin a todo.
Pero no ocurrió así, ¿qué flancos débiles tenía el tratado de 1881?
-El Tratado de 1881 fue la mayor concesión hecha por Chile a Argentina en pos de lograr la paz definitiva con Argentina. Se renunció a la Patagonia sin haber razón jurídica ni internacional para ello…solo como una muestra de amistad. Se hizo en momentos en que Chile tenía una absoluta superioridad naval y militar respecto a Argentina, pero como señalé fue en búsqueda de la hermandad que nunca llegó. No habían pasado diez años de este entreguista tratado, cuando Argentina comenzó a reclamar el Beagle y sus islas, que habían sido reconocidas por Buenos Aires como claramente chilenos. Creo que el Tratado no tenía flancos débiles, simplemente surgieron más conflictos por la anhelada y siempre públicamente negada pretensión argentina de ser un país bioceánico.
Casi la guerra
La relación tormentosa se trasladó al siglo XX y Chile y Argentina casi se enfrentan en un conflicto bélico. Usted escribió: 1978. El año que marchamos a la guerra. Guillermo, ¿qué cerca estuvimos de la guerra?
–Estuvimos, como lo reconocen décadas más tarde los propios altos mandos argentinos de la época, a solamente cinco o diez minutos de enfrascarnos en una guerra total. La Operación Soberanía de Argentina tenía fecha y hora: 20,00 horas del 22 de diciembre de 1978. Ya la Escuadra argentina iba con las tropas de infantería de marina a invadir las islas en litigio. No creo que fuera la tormenta la que la hizo virar y retornar a sus bases. Si así hubiese sido, luego de la tormenta habrían retomado su operativo. Estimo que el desistimiento a la invasión en el último minuto, se debió a la comprobación que la Escuadra de la Armada de Chile, dividida en dos agrupaciones, iba a enfrentarla con total decisión. A esa hora, a lo largo de toda la frontera estaban las tropas de tierra trasandinas listas para invadir Chile y recibieron cinco o diez minutos antes la orden de detenerse.
Habría sido una tragedia para los dos pueblos, con un daño irreparable…
–Habría sido una guerra muy extensa y cruenta y el daño obviamente habría sido irreparable y estaríamos viviendo sus consecuencias hasta hoy, más de cuatro décadas después.
¿Qué fue fundamental para impedirla?
-Según memorias de los altos mandos argentinos, decidieron tardíamente acceder a la mediación papal, al percatarse que Chile estaba absolutamente decidido a enfrentar esa invasión con todos los medios a su alcance y el general Martín Balza, comandante en jefe del Ejército de Argentina entre 1991 y 1999, estimó en sus memorias, que Argentina habría perdido esa guerra.
¿A qué sectores les convenía la guerra?
–Claramente a la Junta Militar de Argentina, que estaba muy desprestigiada y veía en esta ventura diplomática y luego bélica, la alta posibilidad de adquirir adhesión popular. Con el transcurrir de los meses se fueron dando cuenta que no sería “un paseo militar”, sino un enfrentamiento muy violento en que tenían muchas posibilidades de salir derrotados. Igual lo intentaron cuatro años después con la invasión a Las Malvinas, con las consecuencias sabidas por todos.
Tanto en el pasado como en el presente, ¿qué esfuerzos reconoce en ambos países para afianzar la paz?
-Muy difícil tu pregunta. No soy anti argentino, pero me cuesta ver en toda la documentación, protocolos, tratados y acuerdos, una intención real de parte de nuestros vecinos en afianzar la paz.
¿Qué acciones concretas pueden ayudar para afianzarla?
-El respeto irrestricto a los tratados ya suscritos.
Recientemente se están agitando dos temas limítrofes: Campo de Hielo Sur y la plataforma continental austral. ¿Qué es lo que está en juego?
-Hay mucho en juego. En Campos de Hielos Sur, existe una alta probabilidad que el límite argentino quede a menos de 7 kilómetros del fiordo Peel, en la comuna de Puerto Natales. Hay que considerar que es una zona de hielos en constante y acelerado retroceso, por lo que no es aventurado afirmar que nuestros vecinos debieran esperar unas décadas para tener salida al Pacífico y Chile quedar cortado en dos. Respecto a la Plataforma Continental Extendida, Argentina la solicitó a la ONU y ya se adjudica en la cartografía aproximadamente 5000 kilómetros cuadrados de mar chileno, transgrediendo con ellos los límites fijados a perpetuidad en el Tratado de 1984, que puso fin -supuestamente en forma definitiva- al conflicto del Beagle. Con la declaración de esta plataforma continental extendida, varían a favor de Argentina, las proyecciones sobre el territorio Antártico, dejando a Chile prácticamente fuera de ese continente.
¿Visualiza la participación de la Corte Internacional de la Haya para definir el tema limítrofe?
–Espero que no, pero en el caso de la plataforma continental extendida es muy probable que, en algunos años, Chile deba recurrir a este tribunal internacional.
El escritor
Escritor y periodista Guillermo Parvex Canales (Santiago, 1954) saltó a la fama en el año 2014 con Un veterano de tres guerras / Recuerdos de José Miguel Varela, que vendió cincuenta mil ejemplares. Luego vendría una saga -entre las que destacamos ¿Quién asesinó a Manuel Rodríguez? (2019) que lo han convertido en uno de los escritores más leídos de Chile.
Guillermo, ¿cómo surge la escritura de La tormentosa historia limítrofe de Chile y Argentina?
-Fue en una conversación con las editoras de Penguin Random House que surgió este tema y acepté el desafío de hacer este compendio histórico de nuestra intrincada relación limítrofe.
¿Qué fuentes resultaron fundamentales para escribirlo?
–Todos los tratados y protocolos suscritos entre ambos países a contar de la misma independencia. Esos tratados no fueron interpretados por mí, sino que me remití estrictamente a lo señalado en toda la documentación consultada.
¿Qué se puede hacer desde la escuela para ayudar en la paz de Chile y Argentina?
-Enseñar que al igual que las personas, los países tienes derechos y también deberes. Si las naciones aceptaran también sus deberes, como lo es respetar los tratados, protocolos y convenios, no tendríamos con Argentina esta tormentosa relación.
Volviendo a su formación, su abuelo resultó clave para su inclinación por las humanidades…
-Efectivamente. Mi abuelo Guillermo me inculcó el interés por la lectura desde que era muy pequeño y eso, sin duda alguna, me inclinó por lo humanístico más que por lo científico.
Esa afinidad por las humanidades me llevó en definitiva al cariño por la historia y también por la literatura.
Él le dejó un manuscrito de los apuntes del Coronel Varela, que después se convirtieron en Un veterano de tres guerras. ¿Cómo fue el trabajo inicial con ese manuscrito?
-Fue una ardua tarea, ya que además de transcribir, debí hacer una ordenación cronológica de los desordenados apuntes y luego saber distinguir cuales eran transcripciones de los diarios de campaña de Varela y cuales eran anotaciones de mi abuelo de las respuestas de Varela a sus preguntas. Unifiqué posteriormente el estilo y lenguaje a los diarios de Varela y después vino una larga investigación para corroborar su veracidad.
¿Qué técnicas utiliza, considerando que su formación no es la de un historiador?
-Para la recopilación de antecedentes, previa a la redacción, utilizo las mismas técnicas periodísticas de búsqueda de información que se pueden emplear en la elaboración de una crónica extendida o un reportaje.
Guillermo, parece que el escritor, cada vez se aleja más del periodista… ¿Lo ve así?
-Creo que sí, porque prácticamente el cien por ciento de mi tiempo está dedicado a lo literario, pero la formación periodística sigue ahí, siendo empleada en cada investigación y en cada capítulo de mis obras.