La encuesta Cadem dio a conocer recientemente el resultado de su última medición correspondiente a la primera semana de mayo, esta arrojó que el Presidente Gabriel Boric interrumpe el sostenido deterioro en la aprobación a dos meses de su mandato, por primera vez mejora, alcanzando un 38%, tres puntos más de aprobación, mientras que la desaprobación se mantiene en 53%. En términos puro, es el Presidente peor evaluado en sus primeras semanas desde 2014, lo que implica que su popularidad cae en forma continua desde el 18 de marzo.
Respecto a la evaluación del gobierno, perdió en un mes 10 puntos de aprobación, quedando en 31%. En tanto, que la aprobación del Presidente haya aumentado es irrelevante y coyuntural; el tema es la tendencia, que la desaprobación es la misma hace tres semanas.
La velocidad que lleva la desaprobación de Boric constituye un hecho significativo porque se hunde su pragmatismo y esto intranquiliza a la izquierda, sobre todo cuando estos índices no se habían observado en sus antecesores. En los segundos periodos de los últimos dos mandatarios la baja ocurrió ya pasadas las primeras 30 semanas: en Bachelet II ocurrió en la semana 33 y en Piñera II en la semana 37. Por lo tanto, lo que ha pasado con el actual gobierno es como si en 50 días hubiera transcurrido casi un año.
La desaprobación que tiene el Mandatario es casi el mismo porcentaje de votos que sumó en la segunda vuelta, lo que da a entender que no es irrestricto el apoyo de una elección y también que, dentro de los sufragios de diciembre pasado, hubo un voto anti su contender José Antonio Kast.
Este diagnóstico, trae aparejado otros comportamientos de acuerdo a la empresa Criteria, existe una escala de desaprobación tanto del Presidente, de su gobierno, como de la Convención Constitucional. Este es el orden, de 34 a 52%, la de su equipo ministerial de 41 a 58% y, del órgano constituyente de 51 a 57%, lo más alto desde su instalación.
Sin embargo, lo peor de esto, es desdramatizar el aumento de la desaprobación, tal como lo hizo en su momento la vocera Camila Vallejo.
Principalmente por dos razones.
Primero, porque no declararlo es negar la realidad que solo agrava la situación, que de mantenerse puede entrar en una significativa crisis política al no asumir el problema.
Segundo, el Presidente que causó en sus primeros días un alto nivel de expectativas se convierta en el más rechazado y que arrastre a la Convención para castigarlo.
Cuáles son las consecuencias: que uno es el resultado del otro, no se puede desligar el Mandatario con la Convención, porque el gobierno ha sido la guaripola del proceso constituyente y con los resultados expuestos, al menos el Presidente no tiene por donde traspasar apoyo al Apruebo.
Pablo Muñoz Morales
Profesor de Comunicación Política
Director de Comunicaciones Santo Tomás, Talca