En un escenario de riesgo para la generación de alimentos, como los proporcionados por la sequía en distintas partes del mundo o por un escenario de guerra a mayor escala, empieza a surgir el interés por los llamados “bancos de germoplasma” y la importancia de estos para mantener activa la industria alimentaria.
“Los bancos de germoplasma son instalaciones destinadas a la conservación de los recursos genéticos (como semillas de trigo, legumbres, arroz, quínoa, papas, tomates, entre muchos otros) bajo condiciones favorables, con la finalidad de prolongar la sobrevivencia de ellos y resguardar, de esta manera, la seguridad alimentaria de una comunidad o un país”, explica la investigadora Lorena Barra, líder del grupo de especialidad de recursos genéticos de INIA.
La ingeniera agrónoma y doctora en ciencias agrarias indica que este tipo de bancos promueve la conservación de la diversidad genética de cultivos y de especies silvestres, todas las cuales son únicas en cada zona del planeta. En este punto destaca el carácter estratégicos de estos bancos para la agricultura, debido a que “proveen de material base para el desarrollo de nuevas variedades cultivables, recuperan materiales genéticos antiguos perdidos por la actividad en los campos, además de generar nuevas tecnologías biológicas”.
Junto a ello, la profesional de INIA Quilamapu sostiene que los bancos de germoplasma permiten garantizar, en parte, la productividad agrícola del país, lo que adquiere mayor relevancia en periodos en que aumenta la demanda de alimentos, producto del constante crecimiento de la población mundial, la amenaza del cambio climático y situaciones de guerra entre países.
Red de bancos
A nivel global, el sistema mundial de bancos de germoplasma cuenta con unidades nacionales e internacionales, las que cooperan entre sí y con los principales programas de mejoramiento genético, para asegurar la preservación de los recursos y su uso para beneficio de la humanidad.
En este contexto y consciente de “la importancia estratégica que tiene la conservación de los recursos genéticos en el corto, mediano y largo plazo, el INIA ha formado una red de bancos de germoplasma, que apunta a la preservación del patrimonio genético vegetal y microbiano del país, contribuyendo a la seguridad alimentaria” explica Lorena Barra. La investigadora indica que en estos bancos INIA preserva más de 34 mil accesiones de diversas especies vegetales del país, entre las que destaca la colección de especies cultivables como los cereales, pseudocereales, leguminosas de grano, forrajeras, frutales y hortalizas.
Importancia de trigos latinoamericanos
La conformación de cada una de las colecciones es resultado de diversas colectas en distintas zonas del país, así como de la repatriación de materiales desde otros bancos, y de donaciones de diversos programas de mejoramiento genético.
A modo de ejemplo, la investigadora Lorena Barra detalla que la colección de trigos de INIA en Chile, proviene de la adquisición de material genético de distintos países de Latinoamérica. “Esta colección posee material estratégico como la colección LACOS, constituida por líneas avanzadas del cono sur, desarrolladas hace décadas en un programa cooperativo internacional”.
En este mismo sentido, el investigador Fernando Ortega, líder del área de I+D de producción vegetal de INIA, destaca que “en nuestros bancos tenemos una colección de recursos genéticos de distintas especies vegetales y microbianas que están disponibles para fines de investigación y otros propósitos”.
En especial Ortega resalta la colección LACOS de trigo, que ha sido preservada por décadas en INIA y que permitió fortalecer el programa de trigo del instituto IPTA de Paraguay. “Es importante mencionar que el único lugar donde se conservó esta colección fue en Chile, por lo que la Red de Bancos de Germoplasma de INIA cumple un rol fundamental para la conservación de diversidad genética de especies cultivadas y silvestres, incluyendo especies nativas y foráneas, colecciones que están disponibles para quien las solicite, siguiendo las directrices de la política de acceso a recursos genéticos de INIA”.
Cabe mencionar que durante 2020, INIA recibió una solicitud desde el Instituto Paraguayo de Tecnología Agraria (IPTA) para acceder a trigos conservados en la red de bancos, con la finalidad de fortalecer el desarrollo de variedades de trigos adaptados a las condiciones
locales. En total fueron transferidos 475 accesos de la colección Lacos. “Con ello – enfatizó Fernando Ortega- se demuestra la importancia de la conservación en un banco de semillas para la seguridad alimentaria, ya que sin la presencia de bancos de germoplasma, sería casi imposible recuperar los programas de mejoramiento de los países”.