Para que la transición del hogar a las aulas durante el mes de marzo no genere estrés emocional, psicólogos y académicos de la Universidad de Talca detallaron algunos consejos para padres y familiares de niños, niñas y adolescentes, que en muchos casos regresarán a sus establecimientos educacionales después de dos años.
Carolina Iturra, profesora de la Facultad de Psicología de la Universidad de Talca e Investigadora Principal del Núcleo Milenio para Mejorar la Salud Mental de Adolescentes y Jóvenes (Imhay), señaló que “claramente la vuelta a clases genera en muchas familias ciertos temores asociados a contagios. Sin embargo, algo que ha develado la pandemia en los contextos educativos, sobre todo en los más pequeños, ha sido la necesidad de reencontrarse cara a cara, y eso es algo que debemos rescatar, valorar y cuidar”.
En ese sentido, es importante considerar ciertas acciones que como familia y entorno se pueden efectuar para ayudar a los niños en esta transición. “En la familia, comenzar a concientizar sobre el uso de mascarilla y respetar todos los protocolos que los colegios tengan organizados para enfrentar la emergencia. Habitualmente, se ha visto un comportamiento ejemplar de parte de los estudiantes, quienes usan y respetan esta normativa. De todas maneras, hay que seguir reforzándola”, subrayó.
Simultáneamente, se debe recalcar la importancia de la convivencia y la sana necesidad de estar con pares. “Aprendemos en interacción social. En este sentido, la mayoría de los preadolescentes y adolescentes ha resentido la falta de sus compañeros y hoy valoran el reencuentro”, relevó la investigadora.
La profesora señaló que es importante volver a retomar ciertos hábitos, como por ejemplo, acostarse y levantarse temprano, preparar mochilas, colaciones y ropa de colegio con tiempo. “Esto reforzaría volver a tener contextos predecibles y más organizados para los estudiantes y sus familias”, indicó.
Establecimientos educacionales
Para los colegios, por su parte, sería importante concientizar sobre los protocolos que están funcionando, valorar la vuelta de los estudiantes a las aulas e incluir jornadas de reflexión respecto a la importancia de cuidarnos y cómo podemos hacerlo hoy y en el futuro, recomendó la experta de la Universidad de Talca.
La profesora aconsejó a los colegios promover, por ejemplo, actividades de esparcimiento y al aire libre, valorar la práctica del deporte como herramienta de bienestar y promover la salud mental e integral de sus estudiantes. Asimismo, contar con mecanismos que permitan hacer seguimiento a la adaptación y dificultades en la salud mental de los jóvenes, para realizar intervenciones oportunas. Y también, apoyar a los profesores en esas adaptaciones a la rutina escolar, valorando su compromiso y rol.
En el caso de los estudiantes sería positivo, de acuerdo a la académica, comunicarse con los adultos, familias y profesores, en la medida de su edad y posibilidad.
“El mundo educativo requiere la vuelta a la presencialidad, pero ella debe hacerse organizadamente y no olvidar que necesitamos convivir, dialogar y cuidar a cada miembro de la comunidad”, sentenció la profesora Iturra.
“Es importante sentirse acogido”
Felipe Figueroa, facilitador psicoeducativo del Programa de Acceso a la Educación Superior (PACE) de la Universidad de Talca, recordó que la adaptación a los cambios lleva un tiempo indeterminado, diferente para cada persona. “Por eso, es recomendable en primer lugar informarse en múltiples sentidos, saber el contexto, tanto educacional como socioemocional en el cual se incorporarán los estudiantes”, advirtió.
Es importante entonces, conocer los horarios de clases, los lugares en donde se desarrollará su proceso de aprendizaje y tener claro a dónde pueden dirigirse para resolver dudas.
“Algo muy importante es sentirse acogido y buscar contención e instancias para compartir con sus pares”, recomendó.
Por último, el psicólogo aconsejó adoptar rutinas previas que ayuden a una mejor adaptación. “Tener horarios de sueño óptimo, de 7 a 8 horas, y determinar lugares más cómodos de estudio, empezar a leer libros y cuadernos de años anteriores, para rehabituarnos a esos espacios”, sugirió.