“Aunque pueda generar roncha, los colegios tienen que ser los últimos en cerrarse y los primeros en abrirse”, dijo este lunes el Presidente electo, Gabriel Boric, en la undécima edición del Congreso Futuro 2022, espacio donde se expone y discute sobre la humanidad y sus efectos en el planeta durante el último siglo.
Una declaración importantísima tomando en cuenta que quedan pocas semanas para el inicio de un nuevo año escolar, en un contexto en donde el número de contagios producto de la variante Ómicron en Chile, sigue al alza, mientras las comunidades escolares se preguntan sobre los futuros lineamientos.
Según la UNICEF (2021), desde marzo del 2020 a febrero del 2021 las escuelas estuvieron cerradas en promedio 95 días, y en América Latina y el Caribe ese valor aumenta a 158, siendo la región con la mayor cantidad de días promedio en que estos establecimientos estuvieron en dichas condiciones.
A nivel nacional, una estimación elaborada por el MINEDUC al inicio de la pandemia, revelaba que en un escenario con diez meses de educación remota, los estudiantes de nuestro país podrían perder, en promedio, un 88% de los aprendizajes de un año, y al desagregar por nivel socioeconómico, los alumnos de menores recursos (quintil 1) podrían perder, en promedio, un 95% de sus aprendizajes. Y ni hablar del aspecto socioemocional. Ya a finales del 2020, un 74% de los niños y niñas presentaba problemas emocionales, debido a los cambios de rutinas que implicó el proceso de suspensión de clases presenciales y formatos híbridos, según el estudio Cuidemos a Nuestros Niños, el cual entrevistó a 6.131 cuidadores de niños entre 0-11 años.
Comenzar un tercer año sin clases presenciales sería -derechamente- catastrófico. Y no solo por la profundización de las brechas de aprendizaje ya existentes, sino también por el deterioro en la salud mental, tanto del profesorado como el de sus estudiantes. Las comunidades escolares, simplemente, no lo resistirían.
“Tenemos un tremendo desafío pensando en marzo, la tremenda brecha educativa que se ha generado a partir de la pandemia. Es algo que tenemos que enfrentar de manera muy decidida”, agregó Boric en su discurso. Es de esperar que esta convicción del Presidente electo sea acompañada con el trabajo de todos los actores quienes, por largos pasajes en estos dos últimos años, no estuvieron a la altura. Autoridades incapaces de tender puentes para avanzar, o gremios que sólo se dedicaron a plantear objeciones cada vez más extremas cuando se hablaba de un regreso presencial. Pero, sobre todo, esperemos que cuente con un apoyo proactivo y decidido desde su propio sector, el mismo que lo dejo sólo en el acuerdo histórico por una nueva Constitución, o cuando decidió asistir a formar parte de la Mesa de la Infancia en la Moneda en 2018, a pesar de las duras críticas de su colectividad.
Hoy, a menos de un mes y medio de comenzar un nuevo año escolar, necesitamos un poco de esa rebeldía. Esa que no le preocupan los réditos particulares o participar en aquellas agendas con posturas antagónicas que raptaron la discusión por dos largos años. Necesitamos de una vez por todas, que nuestros estudiantes y su experiencia escolar sean una verdadera prioridad.
Aunque esto último, saque ronchas.
Roberto Bravo González
Director Líderes Educativos