La Dra. Liliana Zúñiga Venegas, es bióloga de profesión. Actualmente es investigadora de la Vicerrectoría de Investigación y Postgrado de la Universidad Católica del Maule (UCM), y en su carrera científica desarrolla las líneas de investigación de Genotoxicología, Evaluación de Riesgos, Ecotoxicología, Epidemiología Ambiental y Ocupacional. Vive en la región del Maule desde hace algunos años, precisamente en un sector rural al oriente de la capital maulina, realidad que le ha permitido ser testigo del preocupante uso de plaguicidas e insecticidas y la baja percepción de riesgo que tiene la población sobre esta práctica, tema que aborda en la presente entrevista.
Desde su mirada como científica ¿Los insecticidas realmente protegen a las personas?
-Frente a esta pregunta no tenemos una respuesta categórica. Evidentemente los plaguicidas han jugado un papel importante a nivel mundial, tanto en la producción de alimentos, control de plagas como en el control de vectores, en espacios públicos, instituciones, incluso en el interior de los hogares. Sin embargo, se ha evidenciado científicamente que cuando estos compuestos se utilizan de manera indiscriminada y/o sistemática se aumenta la carga química en los ambientes (fuentes de agua, suelos, aire) pudiendo ser extremadamente peligroso para el ecosistema y por supuesto para la salud de las personas.
Desde el punto de vista de uso de plaguicidas por la población general, con el objeto de protegerse de los insectos e incluso prevenir la aparición de estos en sus hogares o almacenes, se observa una absoluta falta de conocimiento de los riesgos que esto conlleva, sumado a la inexistente política de educar al respecto, y al fácil acceso a estos productos por parte de la comunidad, incluso menores de edad.
Por lo tanto, se debiera siempre estar aumentando la percepción del riesgo, recordando que lo que se está usando es un veneno, un biocida, y como tal su uso debe contemplarse como última alternativa, nunca debiera reemplazarse por un correcto protocolo de limpieza, por ejemplo. En este contexto, los plaguicidas son innecesarios, son peligrosos, y cuando llevo el peligro a mi hogar, se transforma en un lugar riesgoso, por lo que, bajo mi punto de vista, los plaguicidas de uso domiciliario NO protegen a las personas.
¿Cuáles son los riesgos de salud asociados al uso intensivo de este tipo de químicos en casa?
La evidencia indica que los efectos a corto plazo, es decir una exposición aguda, serían síntomas como mareos, náuseas, vómitos, irritación de la piel, visión borrosa, dolor de cabeza, y en su estado más severo podría llevar a convulsiones, pérdida de conciencia e incluso la muerte. A largo plazo se ha evidenciado enfermedades neurológicas y neurodegenerativas, cáncer, problemas hormonales, malformaciones congénitas y problemas reproductivos, inmunológicos, y en el estado general de la salud.
¿Cree necesario actualizar la regulación en Chile sobre la publicidad de este tipo de químicos que pueden inducir a error por parte de la comunidad?
¡De todas maneras! Si te fijas en la publicidad que emiten los fabricantes de plaguicidas de uso doméstico, estos son presentados como el gran aliado de la familia (incluyendo a las mascotas), sobre todo en época estival donde los insectos, roedores, etc. invaden nuestra casa, nuestros huertos, incluso se genera la falsa idea de un pseudo desodorante ambiental, protector del hogar.
Pero la verdad es que los plaguicidas de uso doméstico, para mi gusto no tienen nada que hacer en el interior de los hogares, menos cuando hay niños.
Predominantemente la población utiliza estos compuestos en dos formatos, en espray y en polvo, siendo este segundo mayormente utilizado por su alto poder de acción. Bueno, este alto poder de acción se debe principalmente a un compuesto organofosforado altamente tóxico que se ha relacionado con efectos neurotóxicos y carcinogénicos, y lo más insólito es que el modo de uso recomendado es espolvorear en ropa, cajones, frazadas, alfombras, sofás y eso es exponer a la población a riesgos muy altos, sobre todo en niños y niñas.
¿Qué otro efecto produce el uso de estos químicos en el medioambiente?
Los plaguicidas se distribuyen ampliamente en el ambiente, a través de las fuentes de agua, los suelos y el aire. Es súper impactante la gran cantidad de plaguicidas que cada año se vierte al ambiente. En el 2019, 4.2 millones de toneladas fueron aplicadas en campos agrícolas a nivel mundial y se proyecta que las consecuencias podrían ser nefastas a nivel ecológico.
Por ejemplo, se sabe que, si los terrenos agrícolas que se manejan mal o se cultivan mediante prácticas agrícolas insostenibles, el carbono del suelo puede liberarse a la atmósfera en forma de CO2, contribuyendo así al cambio climático. La conversión constante de bosque en tierras cultivables y de turberas en zonas de pastoreo ha resultado en una pérdida histórica del carbono del suelo en todo el mundo. El suelo es un ente vivo, parte fundamental de los ciclos biogeoquímicos y un aliado en el combate del cambio climático ya que un suelo sano ayuda a secuestrar el carbono atmosférico reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera. Otro ejemplo de consecuencia nefasta es el ya conocido tema de la pérdida mundial de las poblaciones de abejas, en realidad de los polinizadores en general, ya que pone en riesgo
la seguridad alimentaria a escala global. En general, hay un consenso sobre el carácter multifactorial de este problema, y los plaguicidas han sido señalados como uno de los factores implicados.
¿De qué forma se puede reemplazar los insecticidas para mantener a los insectos alejados de casa? ¿es mejor repeler que matar a los insectos?
La mejor forma de mantener los insectos a raya es mantener una buena limpieza en el hogar, asear los rincones de la casa, no mantener trastos sucios en la cocina ni comida al aire libre, evitar charcos o agua aposada, utilizar mosquiteros en ventanas o alrededor de camas, así como retirar las fecas de mascotas frecuentemente.
También existen alternativas orgánicas mucho más económicos, amigables con el ecosistema, y fáciles de preparar. Por ejemplo, se puede hacer una solución de ajo que se hierve con agua y una vez se enfríe, se puede rociar en las plantas. El vinagre blanco y el jabón también son efectivos al igual que la capsaicina del ají, la ortiga y el tabaco. También existen formas mecánicas como trampas, pegamentos, cebos, etc. Todos estos elementos NO nos exponen a riegos sanitarios y son mucho más económicos que los productos químicos.
Mirando esto más profundamente, yo personalmente recomiendo un cambio de conciencia respecto de la precepción de riesgo que se tiene de los insectos en casa. Nos han enseñado que son feos, malos, venenosos, molestos, sin embargo, la gran mayoría de estos no lo son, es más, muchos de ellos son beneficiosos controladores biológicos y/o polinizadores. Por ejemplo, la tan temida araña de rincón tiene otra araña como su controlador, la araña tigre, que debemos proteger y cuidar. No tenemos que correr a matar a todo bicho que veamos… si nos asustan, de todas maneras, recomiendo trasladarlos o repelerlos, pero sin químicos.
Por otro lado, los insectos que atacan huertos o predios también tienen sus controladores biológicos, pero cuando aplicamos plaguicidas, estos no discriminan y matan todo. Lo mismo nos han enseñado con los alimentos, que una manzana con ataques de insectos, deben ser prácticamente desechadas, ignorando incluso los beneficios que podría tener en las frutas y las verduras. Por ejemplo, se ha demostrado que las hojas heridas en plantas como las causadas por insectos producen frutos orgánicos más saludables, con niveles más elevados de fitonutrientes.
¿Qué avances han tenido en el último tiempo sobre la investigación científica UCM en relación con este tema?
Aparte de demostrar que en Chile tenemos poblaciones altamente expuestas a plaguicidas, también hemos demostrado que estas poblaciones están en riesgo de manifestar efectos principalmente neurotóxicos, genotóxicos y reproductivos. En ese sentido, uno de los avances más potente para nuestro equipo de investigadoras e investigadores de la Universidad Católica del Maule es haber incidido de alguna manera en la política pública en cuanto la prohibición de todos los plaguicidas en base a metamidofos, un compuesto organofosforado altamente tóxico, prohibido en EEUU, Europa y China, entre otros.