La reciente promulgación en Chile de la ley de matrimonio igualitario que reconoce todos los proyectos familiares y la libertad personal de cada individuo, es catalogado por las distintas organizaciones y comunidades nacionales e internacionales como un paso significativo y relevante en el avance de políticas que promueven la igualdad de derechos.
Sobre esta materia, conversamos con Michael Díaz, Director Ejecutivo de la Fundación Sida Maule quien se mostró satisfecho por este gran paso que implica garantizar un derecho humano, “que es de suma importancia a la hora de establecer vínculos y reconocer a la diversidad de familias en todas sus formas”.
“Estamos muy contentos, como Fundación valoramos mucho la decisión tanto del Ejecutivo como del Congreso de priorizar esta ley, que ha sido una lucha histórica, una lucha de muchos años por parte de la comunidad LGTBI y de muchas organizaciones de la sociedad civil, que han visibilizado esta realidad, puesto que en nuestro país teníamos dos clases de personas; aquellos que tenían privilegios, que estaban en una situación de muchas más ventajas, versus una comunidad que a lo largo de la historia ha sido vulnerada en el reconocimiento y ejercicio de sus derechos por ser parte de las disidencias sexuales. En ese sentido, estamos muy contentos de que por fin se haya podido avanzar de forma significativa, de forma real en garantizar un derecho que hasta ahora solo tenían las personas heterosexuales en nuestro país”.
Hasta ahora, la comunidad LGTBI solo podía acceder a ceremonias simbólicas que quedaban fuera del marco de la ley y por lo tanto, no garantizaban ningún tipo de apoyo legal a quienes accedían a ellas.
“Muchas personas llevan años de pareja y producto de este dogmatismo que ha imperado en nuestro país por mucho tiempo, no se ha podido ejercer con igualdad, una garantía que está en la ley y que es el poder asegurar la continuidad y la estabilidad de los núcleos familiares y eso nos parece era un tema muy negativo y complejo, pues muchas familias tenían que salir a realizar sus ceremonias en el extranjero para buscar un reconocimiento formal a la relación de pareja”, afirmó Díaz.
“También es cierto, que en Chile se avanzó de manera significativa en el acuerdo de unión civil, que también fue un paso importante, pero ese instrumento claramente era insuficiente ya que dejaba al arbitrio de alguna de la partes el poder terminar en cualquier momento y bajo cualquier circunstancia el vínculo, lo cual claramente atenta contra el espíritu de estabilidad y continuidad que da una institución como el matrimonio”, explicó el Director.
Consultado, respecto a cómo ve a Chile en comparación al resto de países de América Latina y en relación a la garantía de derechos para la comunidad LGTBI, Díaz indicó que, “en el caso de Chile, se ha visto rezagado en muchas materias, ante una sociedad todavía muy conservadora, muy religiosa, sobre todo en la forma de entender la diversidad e inclusión, haciendo que se entorpezca y dilate el desarrollo de políticas que promuevan la igualdad , lo cual aún es un problema que lleva consigo discriminación y homofobia con las consecuencias que ello implica”.
“Podemos ver como países mucho más desarrollados, ya hace muchos años, superaron esta etapa de lucha contra la homosexualidad y los derechos de quienes vivimos bajo esta condición….Existen grupos de poder que están en contra de avanzar en la agenda de diversidad sexual, por lo tanto, esta es una señal muy clara de que Chile se ha ido colocando a la vanguardia y que ha entendido que el matrimonio es un derecho humano”, afirmó Díaz.
Es importante mencionar que Chile, se convierte en el octavo país de América latina en aprobar una ley de matrimonio igualitario, puesto que Costa Rica, Argentina, Brasil, Uruguay, Colombia, Ecuador y varios estados de México, hoy en día permiten legalmente el matrimonio entre personas del mismo sexo.