Waldo Parra Pizarro, abogado, profesor y novelista es autor de la saga histórica Masones y Libertadores que lo convirtió en uno de los autores más leídos de la literatura chilena reciente.
Acaba de publicar Elixir Sagrado (Ediciones B) y en conversación con El Maule Informa aborda las interrogantes del mundo contemporáneo.
Waldo, ¿cómo surge su pasión por la literatura?
-Surge como algo espontáneo. Como el resultado de la necesidad de manifestar un oficio que, en este caso es la literatura, que, aunque es posible de aprender en alguna institución o colegio, solo es factible de hacerlo desde la perspectiva técnica y repetitiva, pues tiene en una gran medida un fuerte factor interno que involucra poderosamente a las emociones, y a los sentimientos más profundos que nacen de una intensa conexión con el alma, y con todos esos aspectos que muchas veces son inasibles, inmateriales, y en alguna medida espirituales.
Seguramente algo influyó esos vientos desatados que sintió en Punta Arenas siendo niño…
-Por supuesto que a Punta Arenas siempre lo he llevado en mi corazón, pues se trataron de mis primeros recuerdos, mis primeras imágenes permanentes en mi memoria, mis primeros amigos. Cuando mi familia tuvo que volver a Santiago, sentí que, de alguna forma, mi corazón se había roto, pues hasta el día de hoy considero que los mejores momentos de mi niñez, en suma, de mi vida, los viví en Magallanes. Fui muy feliz en Punta Arenas, y ahora, gracias a este oficio de escritor pude volver y reencontrarme, en alguna medida conmigo mismo. Por supuesto que esos vientos que retuercen los árboles, y que hacen difícil el paso, han influido en mi visión de la vida, y en mi labor literaria”.
Tengo entendido que pudo haber estudiado historia en la Universidad Católica. ¿Eso definió sus comienzos en la novela histórica?
-Es correcto. Cuando di la prueba de aptitud académica, que era la que se daba en los años en que egresé de enseñanza media, me fue muy bien en la prueba de Historia, y entre mis postulaciones estuvo Licenciatura en Historia en la Pontificia Universidad Católica de Chile. Quedé preseleccionado entre 200, y luego seleccionado, entre 50 postulantes. Fue una gran alegría. Y siempre me he preguntado por qué no continué estudiando historia, en vez de iniciar mis estudios de Derecho. Es un dato duro para entender mi pasión por los hechos del pasado.
Mi interés por aquellos personajes que han sido gravitantes en una sociedad, cualesquiera que esta sea. En realidad, no sé si definió mis comienzos en la literatura histórica, pero, claramente, es un factor influyente para entender mis intereses en mi vida.
¿Cómo se conecta con el mundo de la masonería?
-La masonería la conocí de la manera más tradicional posible, y lo agradezco. Fue una invitación a participar en una logia, que resultó una de las experiencias más intensas e importantes de mi vida. Hasta el día de hoy agradezco haber conocido un mundo tan especial y honorable como es la masonería. Creo que en la masonería se encuentran algunas de las personas más cultas que he conocido, cualquiera sea su condición social. Se trata del acceso y la difusión del conocimiento entre personas que tienen una fuerte conexión con la búsqueda de la verdad. Y se trata también de un lugar lleno de vericuetos, dobles lecturas y pasillos difíciles de atravesar, pues es la forma que ellos tienen de demostrar que en la vida nada es fácil de obtener. Es una institución muy reservada y con ritos secretos. Y todo eso es muy cercano a una característica que coloco en mis novelas, cual es la conspiración, el conciliábulo y la confabulación, y que es muy del gusto de los lectores.
¿Qué importancia tuvo la masonería en el proceso de independencia?
-La masonería tiene una importancia enorme, no sólo en la independencia, sino en toda la construcción del Chile republicano, que es muy distinto al Chile monárquico. Fue una institución muy gravitante, prácticamente en gran parte del siglo XIX y en todo el siglo XX. De la masonería surgieron algunos de los líderes más importantes de las diversas actividades del país. Y, por supuesto, desde la masonería se tejieron los destinos de la patria naciente.
¿Por qué le interesó profundizar en la figura de José Miguel Carrera?
-José Miguel Carrera es quizás el personaje más importante de la Historia de Chile. Su figura es influyente en todos los sentidos posibles, e irradia su frenética mirada a la mayoría de las actividades de ese Chile de inicios de la república. Es, seguramente, unos de los personajes más importantes de la humanidad, de todos los tiempos. Pero, lamentablemente, nosotros no hemos sabido valorarlo, debidamente. Desde esa perspectiva, profundizar en su figura no es solo una necesidad, sino un deber de todo chileno. Le debemos mucho a José Miguel.
¿Considera que la participación de O´Higgins en ese procesó está sobre dimensionada?
-O´Higgins era un valiente, sin duda. Quién puede negar su disposición, inmediata, a la causa de la patria. Pero, existe un universo de diferencia entre Carrera y O´Higgins. Por supuesto que la figura de O´Higgins esta sobre valorada, pero ha sido un proceso que comenzó a mediados del siglo XX y se ha mantenido hasta ahora, muchas veces, decididamente, otras veces, por una actitud de decidida.
Aun no entiendo que, habiendo colocado las estatuas de estos dos grandes héroes en el principal espacio público del país, aun se le rinda homenaje solo a uno. Creo que se ha hecho mucho por equilibrar la balanza de estos dos grandes héroes de Chile, pero queda mucho por hacer para nivelar la cancha.
¿Por qué la actuación de la masonería en la vida pública se mantuvo tan secreta?
-La masonería surgió como alternativa en una época donde la ciencia y el método científico era, prácticamente inexistente. Donde la verdad racional se confundía con el dogma religioso. Entonces, hubo gente muy preparada, en la Inglaterra de mediados del siglo XVII que consideraron necesario formar estos grupos para difundir la ciencia y el conocimiento. Se trataba de grupos muy privados que hacían actividades igualmente privadas. A eso, hay que sumarle que ya existían grupos de maestros y aprendices, particularmente, surgidos al alero de la construcción de las grandes catedrales europeas, que comenzaron a transmitir su conocimiento en un ámbito que denominaron logias.
Si a esto le sumamos, posteriormente, la persecución y presión que ejercía la Iglesia Católica, especialmente con la Santa Inquisición, es muy posible entender el carácter reservado de la masonería, lo que se ha mantenido hasta el día de hoy.
¿Cómo han recibido sus libros?
-Siempre he dicho que la masonería es heredera de la tradición republicana en nuestro continente. Desde esa perspectiva, la masonería siente que la trilogía Masones – Libertadores ha sido una oportunidad para difundir esta idea tan poco difundida del rol protagónico de esta importante institución en los albores de nuestra república.
¿Cuál es el poder de la masonería en el mundo actual?
-La masonería, como la gran mayoría de las instituciones, ha debido entrar en un período de cambio. Sin perjuicio que su esencia sigue siendo la misma, es evidente que los tiempos han cambiado, pues hay mucho más acceso a información que antes. Aun así, esa información que es más accesible, muchas veces son de mala calidad o directamente fake news. Por lo tanto, sigue estando vigente el significado más profundo de la masonería, que es la búsqueda de la verdad.
El oficio
Parra nació en Santiago el 2 de diciembre de 1965. A temprana edad su familia se traslada a Punta Arenas e ingresa en el Liceo Salesiano San José. A su regreso a Santiago, estudia en el Liceo Alemán. Luego ingresa a estudiar derecho en la Universidad Católica de Valparaíso… Actualmente es abogado integrante del Tribunal de Cuentas de Segunda Instancia, de la Contraloría General de la República, para el período 2019 – 2023.
Waldo, ¿cómo concibe el oficio de escritor?
-Concibo el oficio de escritor como una actividad de profunda convicción por lo que se hace, por el desempeño y por la consecuencia de dicho desempeño. En mi caso, me siento plenamente identificado con lo que Roberto Bolaño denominó, de manera despectiva, un escribidor. Me siento más un escribidor que un escritor, pues siento que aún me falta mucho para poder llegar a ser uno de ellos.
¿Qué influencias decisivas reconoce en sus años de formación?
-Los escritores clásicos para mí, siguen siendo Cervantes y Shakespeare. Sin perjuicio, de aquello, creo tener influencia de Hemingway, García Márquez y de Vargas Llosa, como no, y de autores más contemporáneos como Arthur Clarke y Phililp K.Dick.
¿Qué lo deslumbró en Philip K. Dick?
-Cuando vi la película de Ridley Scott, Blade Runner, de 1982, tuve el interés en profundizar en la novela en que se basó dicha película: ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? Más adelante fui accediendo a otras obras de Dick hasta llegar a la última que leí de él: El hombre en el castillo. Creo que la perspectiva de ucronía de Dick resulta fascinante y me entusiasma poder crear historias tan fantásticas como las que él supo llevar al papel.
Acaba de publicar Elixir Sagrado, que muestra un mundo muy posible. ¿Quécircunstancias le permiten al protagonista descubrir un secreto quecambiará la historia de la humanidad?
-El protagonista es un productor hollywoodense, con todas las oportunidades del mundo para vivir en un mundo soñado. Sin embargo, como todas las personas, tiene grandes satisfacciones, pero también grandes dificultades. Son, en definitiva, las circunstancias de la vida. El destino lo lleva a verse involucrado en una conspiración mundial, que parece insuperable para cualquiera, pero que, nuevamente, el destino se encarga de doblegar. Creo que en mi libro se aplica muy bien la frase de que “la fe mueve montañas”. Las preguntas que debemos hacernos es: la fe respecto de qué o de quién.
¿Cuál fue la naturaleza de las diez plagas que atacaron Egipto?
-Me resultó fascinante hacerme la pregunta acerca de qué pasaría si las diez plagas de Egipto, que en la mitología que ofrece la Biblia, aparecen revestidas de un manto divino. Es Dios en su inmensidad quien decide traerlas por un bien que para él resulta supremo: rescatar al pueblo de Israel de la esclavitud vivida en Egipto, junto al faraón. Qué pasaría si esas mismas plagas estuvieran hoy presentes en nuestro mundo. Como podríamos sobrevivir a semejante destrucción, venida de la mano, ni más ni menos que de Dios.
El mundo que vivimos inserto en el Covid es muy inquietante. ¿Queda para quedarse?
-Creo que el mundo vive siempre en un permanente ciclo de cambio. Sin embargo, la pandemia del Covid-19 nos permitió apreciar ese cambio desde la tranquilidad, y ahora también, soledad de nuestros hogares. Fue un cambio “en vivo y en directo”. Algo sobrecogedor fue ver las imágenes del video de Andrea Bocelli cantando Amazing Grace, mientras mostraban imágenes de las principales ciudades del mundo occidental con sus calles prácticamente vacías. El mundo cambió, decididamente.
Una reiteración aumentada del virus, ¿podría poner en peligro a la especie?
-La especie humana ha estado siempre en peligro de extinción. La pregunta que debemos hacernos es como lo ha hecho la humanidad para sobrevivir tal como lo ha hecho hasta ahora. Creo que la respuesta está dada por el factor tiempo. No es mucho el tiempo en que el hombre ha estado sobre la faz de la tierra, y es muy probable que no sea mucho tiempo más el que siga estando. Para la gente, pareciera que el hombre siempre ha estado ahí, pero en verdad 100.000 o 200.000 años no es más que un chasquido de dedos frente a la inmensidad de la
naturaleza.
¿Qué fortalezas tenemos para defendernos?
-Me parece que el ser humano no se caracteriza, ni menos se diferencia de resto de los seres vivos, tal como pareciera, por ser un ser pensante. Sabemos que se trata de un factor evolutivo. En verdad, lo que caracteriza al hombre es que se trata de un ser pensante que, además, enarbola su capacidad de amar, fuertemente. Si hay algo que puede sostener el hombre para defenderse es su capacidad de amar. En la medida que el amor siga permaneciendo entre nosotros, los seres humanos tendrán una oportunidad de sobrevivir, y más aun de sobreponerse al imperio de las máquinas. Creo que, en el mundo tecnologizado que nos ha tocado vivir, de eso se trata el desafío futuro: la relación del hombre con las máquinas, que más que un desafío, resulta ser una competencia mayor, y quizás una lucha por sobrevivir. Son las máquinas que el mismo hombre ha creado nuestro gran desafío futuro como especie humana.
¿Sobreviviremos a las máquinas?
En mi novela trato ese tema como un elemento principal, pero también el de la fe en un ser superior. Ciencia y fe, también son dos temas gravitantes para el hombre del futuro.
Mario Rodríguez Órdenes