Ni las mejores encuestas lo previeron, pero si uno hace un cálculo simplista a la luz de los resultados de esta elección y asigna los votos de Sichel para José Antonio Kast, y los votos de Provoste, Enríquez-Ominami y de Artes para Gabriel Boric, lo cierto es que ninguno obtiene la mayoría absoluta o una mayoría equivalente al porcentaje que logró Franco Parisi, lo cual significa en términos simples que el electorado de este último excandidato moverá la balanza para un lado o para el otro … ¿a quién entregará su apoyo? Es la gran incógnita, pero a esta altura parecer ser más fácil intentar captar tales votos que lograr atraer a aquel electorado que simplemente se niega a votar.
Pero ¿qué pasó en esta elección?
Es complejo comprender lo sucedido considerando las dos votaciones previas a esta elección, ya que parte de las fuerzas democráticas y del apruebo que obtuvieron casi un 80% ahora cambiaron para darle una votación por sobre el 20% del rechazo que representaba Kast. Posiblemente la agenda de seguridad y económica sea la razón, pero Sichel también defendía lo mismo y gran parte de la centroderecha lo abandonó para cruzar la frontera hacia el extremo, a pesar del compromiso democrático asumido en la primaria presidencial de ese sector.
¿Es posible obviar lo avanzado en años en materia de igualdad de género, libertades políticas y sociales, no solo económicas, en protección del medioambiente, derechos de la mujer y respeto sin matices a los derechos humanos? Es cierto que hay una deuda del Estado en materia de seguridad que ningún gobierno ha logrado aplacar, menos el de Piñera aun siendo de derecha, pero esta legítima preocupación no puede generar amnesia en lo conseguido.
Las elecciones de esta primera vuelta han dejado claro también que hay una deuda en regiones, y en particular sus zonas rurales, que mayoritariamente se han alejado de los centros políticos tanto de derecha como de izquierda para votar por Parisi y por Kast.
Por Parisi uno lo entiende como una crítica transversal a la clase política, de la cual hay que hacerse cargo, pero en el caso de Kast es necesario un pequeño análisis previo: Los votos del rechazo en el plebiscito de octubre de 2020 fueron 1.635.164 y los votos de Kast en esta reciente elección fueron 1.917.237. Es decir, hay un poco más de doscientos cincuenta mil votos de personas que estando de acuerdo con cambiar la constitución votaron ahora por Kast, de lo cual se podría deducir que, sin estar necesariamente a favor de las ideas de este candidato, ven en él un grito desesperado para controlar el flagelo de la violencia esperanzados en la efectividad de soluciones simples y también violentas como las que propone esta derecha extrema.
El candidato Boric debe hacerse cargo de dar la seguridad que muchas víctimas reclaman y, en especial, durante esta corta campaña, llamar a aquellos sectores que han hecho de los desórdenes públicos su protesta política, como lo que ocurre todos los viernes en plaza Italia o Dignidad, a que cesen su actuar, ya que tal forma de acción política, más allá de lo legítimo o no de su manifestación, solo ha logrado alimentar las campañas del miedo que electoralmente han sido muy rentables para Kast.
En cuanto al programa económico de Boric y su reforma acerca que recaudaría un 8,5% del PIB, debiera ser revisada ya que parece demasiado ambiciosa a la luz de la estabilidad económica que también se requiere. La gran mayoría queremos cambios, pero sin que la ansiedad mate el proyecto.
Hay un bien más preciado que cuidar y este es la Convención Constitucional. De las dosopciones presidenciales que pasan a segunda vuelta, solo Boric cree en este proceso de construcción y encuentro nacional, siendo muy riesgoso para este necesario y precioso momento histórico que sea el candidato del rechazo quien finalmente logre la presidencia de Chile.
Es un deber patriótico proteger la Convención, nuestro reencuentro nacional depende de ella, no podemos tirar por la borda lo mucho que ha costado … cuidémosla.