La educación durante este último tiempo se ha enfrentado a diferentes cambios. Algunos de ellos son la enseñanza-aprendizaje a través de plataformas digitales y el sistema híbrido, en el que se asiste a clases presenciales y también se puede estudiar desde la casa.
Este escenario, variable y diverso, ha significado que profesores y estudiantes busquen nuevas estrategias para aprender mejor. En este sentido, es fundamental iniciar un proceso de innovación social y educativa.
“La innovación social busca y propone nuevas soluciones desde un punto de vista creativo, participativo y sobre todo con estrategias que sean sostenibles en el tiempo. Por ejemplo, modelos de gestión, productos y servicios distintos a los que se han hecho para enfrentar las problemáticas existentes. Entonces es un llamado a observar desde un ángulo distinto los problemas de manera participativa, colaborativa y buscar una solución para enfrentar aquello”, comentó Claudia Concha, académica y directora del Centro Integral de Innovación Social de la Universidad Católica del Maule (UCM).
En este sentido, la participación de todos los actores educativos involucrados es fundamental y no solo que se propongan mejoras desde quiénes dirigen un grupo, por ejemplo.
“Es importante pensar en procesos de innovación educativa que resulten efectivos. En este sentido, generar esa ruptura de la lógica experta, según la cual hay alguien que le dice a la escuela qué tiene que hacer y por lo tanto los profesores y estudiantes lo hacen. Esa lógica de que hay alguien que piensa y otros que ejecutan hay que superarla”, comentó Gerardo Sánchez, académico y director del departamento de Formación Inicial Escolar de la Facultad de Ciencias de la ducación de la UCM.
En la misma línea la directora y también académica de la UCM, agregó que es importante “que las soluciones vengan de abajo hacia arriba no del mundo académico hacia abajo, sino todo lo contrario, desde las propias comunidades que no tienen un saber académico y que se complementan con el saber de los académicos o del mundo social, de los mismos agentes y que puedan buscar solución en co colaboración”, enfatizó.
Cabe mencionar que la innovación social tiene distintas áreas, puede ser innovación educativa, innovación en temas de género, en temas productivos, administrativos, entre otros.
¿Cómo comenzar?
Iniciar un proceso de innovación educativa, requiere la detección de necesidades o problemáticas que se originan en el contexto escolar, entre otras características.
“Para iniciar cualquier proceso de innovación social se tiene que estar dispuesto al cambio. Tiene que haber una apertura, en el fondo saber decir, tenemos un problema aquí y tenemos que estar dispuestos a mejorarlo, porque la innovación social no puede ser algo impuesto desde afuera.
Entonces un elemento es la motivación y generar espacios de participación”, aseguró la directora. Al respecto, es importante priorizar cual es el foco de la necesidad, ya que pueden existir muchas problemáticas en el sistema educativo, pero se tiene que analizar cuál es la demanda y que capacidad se tiene de incidencia, que es parte de la cultura escolar y que se pueda abordar de manera que no genere frustración.
Diplomado de Innovación
El Proyecto de Formación Inicial Docente (FID) de la UCM con la colaboración de la Facultad de Ciencias Religiosas y Filosóficas se encuentra trabajando en un diplomado de Innovación Educativa y Social pensado para las comunidades educativas que podrá contribuir a una mejor enseñanza y aprendizaje, según el contexto.