Conmovedor e impactante es lo menos que puedo decir sobre la experiencia de uno de tantos casos de venezolanos que han ingresado a Chile. Resulta abstracto hablar de migrantes como un fenómeno uniforme y genérico, sin embargo, qué distinto se siente cuando lo personificamos en alguien de carne y hueso.
Esta semana hemos escuchado muchas entrevistas sobre lo sucedido en Iquique y la vergonzosa reacción de parte de nuestros connacionales, pero hubo una en particular, realizada el viernes en radio Cooperativa, que descarnadamente muestra la peor cara de la migración y a la vez la más bonita de la paternidad.
Se trata de una pareja de venezolanos con un hijo menor de solo seis años aferrados a la esperanza de un mejor porvenir. Con lo puesto y algunos ahorros comenzaron la travesía hacia Chile después de una estadía en Perú donde gracias a trabajos esporádicos lograron reunir algo más de dinero.
Bastó unos primeros intentos fallidos de Chile para caer inevitablemente en manos de los “coyotes”, personajes sin escrúpulos que lucran a partir de la desesperación ajena con cobros que más parecen un robo. Asumido lo anterior, el cruce del desierto a las tres de la madrugada, todo oscuro, caminando kilómetros a una temperatura de varios grados bajo cero y con dirección a lo desconocido solo alimentan las dudas. Rápidamente se desvanecen al ver a su hijo que gracias a la imaginación paterna cree inocentemente que todo es parte de una gran aventura.
La recepción iquiqueña sin duda no fue lo esperado, mostró lo más feo de la apatía humana, pero al día siguiente, gracias a otro grupo chilenos solidarios, pudieron ver nuestro lado amable y acogedor al amigo cuando es forastero, quienes no escatimaron en ayuda alimenticia para quienes en pocos minutos habían perdido lo poco que traían consigo.
El plan era llegar a Santiago. Hasta el viernes solo habían alcanzado Antofagasta ya que los buses interurbanos, al constatar que eran extranjeros, cobraban hasta tres veces el valor de cada pasaje. A pesar de esto, tampoco podían continuar su avance sin un examen de PCR para lo cual fue necesario desembolsar un pago particular porque la gratuidad solo era para documentados.
Y como si fuera poco, tal examen no era inmediato, sus resultados demoraban 3 días. Mientras, a fin de no malgastar los pocos recursos económicos, el terminal de buses fue el lugar elegido para continuar lo que aún seguía siendo una aventura para el hijo. Entre mochilas lograban una cama para acurrucarlo … para este niño lo importante era continuar el juego y para sus padres ocultar sus lógicos temores.
¿Vale la pena pasar por todo esto? pregunta el periodista, y la respuesta emocionada de quien carga una sufrida historia fue solo una: “dar un mejor futuro para nuestro hijo”.
Inevitable resulta recordar esa preciosa película italiana “La vida es bella” protagonizada por Roberto Benigni, quien con una fecunda imaginación oculta a su hijo los horrores de un campo de concentración nazi. Los padecimientos de esta familia venezolana no son películas sino una realidad de tantas y tantos movidos por la esperanza de un final feliz. Sin embargo, sirve la misma para imaginar el sufrimiento de quienes han dejado todo y familia con la sola convicción por delante.
Chile entero se movilizó en contra de la desigualdad gracias a nuestro estallido social movidos también por la convicción de terminar los abusos y dar paso a la empatía de quienes ni siquiera imaginaban el sufrimiento diario de una gran mayoría de chilenos. Pues bien, a pesar de nuestros reales y objetivos problemas, nuestro Chile aún tiene una mejor situación social y económica que gran parte de nuestros vecinos sudamericanos, razón suficiente para constituir un deber moral hacia quienes nos piden ayuda.
Es una crueldad que se persista en una política migratoria represiva que trata como delincuente a un migrante que es calificado de “ilegal” por el solo hecho que nuestro país dilate y no esté a la altura para responder a una necesidad inmediata.
No existen migrantes legales ni ilegales, simplemente son personas clamando humanidad.