Según el estudio elaborado por la Universidad Católica de Valparaíso, existen más de ocho mil cuentas de usuarios únicos de redes sociales (Twitter e Intagram) que, a su vez, fueron partidarios de la opción rechazo en el plebiscito del año pasado, las que se dedican coordinadamente a atacar a la convención para crear falsas realidades. Resulta indignante que estos malos perdedores no cejen en contaminar el debate con falsos mitos que, por su grandilocuencia, horadan los genuinos y honestos intentos de nuestros convencionales por lograr acuerdos. Ya en una columna anterior abordé algunos, pero veamos otros nuevos mitos inventados:
“La Convención excluyó el derecho preferente de los padres para educar a sus hijos”. No es así, lo ocurrido fue que la Comisión de Reglamento resolvió no incluir esta moción dentro de su texto, porque el Reglamento solo busca regular las formas y procedimientos dentro de la Convención, no la discusión de fondo, que es precisamente lo que viene una vez votado el Reglamento. Por lo demás, tal derecho forma parte de la Declaración Universal de Derechos Humanos lo cual, por tratarse de un tratado internacional, debe ser respetado de acuerdo con las reglas constitucionales por las que se rige la convención (el artículo 135 que reformó la actual Constitución).
“La Convención no ha respetado el quórum de los 2 tercios”. Falso, si bien hubo convencionales que así lo plantearon, lo cierto es que la Comisión de Reglamento terminó rechazando la rebaja a este quórum, lo cual todo indica será ratificado por el pleno.
Se afirmó también que se celebrarían plebiscitos para reemplazar este quórum, lo que tampoco es efectivo, ya que lo aprobado es una solución de participación generada por la comisión del mismo nombre que consiste en someter a un único plebiscito dirimente las propuestas de normas constitucionales que no hubieran obtenido el quórum para su aprobación, pero hayan alcanzado una votación igual o superior a 3/5 de las y los convencionales constituyentes. Es decir, 3/5 es casi un 60% y 2/3 un 66%, por lo tanto, solo aquellas materias que se encuentren dentro de este rango y que el pleno de la Convención lo haya aprobado, se requerirá al Congreso de la República la celebración de este plebiscito, no siendo la convención la que lo resuelva, sino el Congreso como poder constituido, lo que plantea un reconocimiento y respeto a los actuales poderes del Estado.
“Los convencionales de la Lista del Pueblo renunciaron a la Convención”, no es cierto, la renuncia fue a la agrupación de independientes de la Lista del Pueblo, no a la Convención.
“Será una Constitución impuesta”, otra afirmación que se repite como mantra y que solo pretende mañosamente cambiar los hechos democráticos. La actual convención es el resultado de un escrutinio aprobado por casi un 80% de los votantes, cuyo porcentaje se repitió casi en forma exacta para la siguiente elección de constituyentes que habían votado apruebo en el plebiscito anterior, relegando a un mermado 20% a quienes rechazaron esta salida constitucional. Imposición es la constitución que aún nos rige, creada por 8 “iluminados” (comisión Ortuzar) designados de la dictadura de Pinochet y posteriormente votada en un plebiscito sin padrón electoral, sin Servicio Electoral, sin Partidos Políticos de oposición, sin propaganda en contra y, obviamente, sin veedores que monitorearan la transparencia del escrutinio.
¿Cuál es entonces la constitución impuesta?
Aún no se ha iniciado la discusión de fondo, la constitución misma, sin embargo, ya hemos constatado en la formalización de las reglas procedimentales previas la viralización de cualquier propuesta con el solo fin de crear falsas percepciones de decisiones acordadas confundiendo y exacerbando los ánimos de la ciudadanía.
Lo bonito del proceso que se viene será la discusión de todas las propuestas, sin exclusiones, lo que constituirá la fuerza representativa de la futura constitución, cuyos debates darán la oportunidad discutir, acercar posiciones y finalmente consensuar acuerdos generados como consecuencia de un aporte mancomunado de distintas ideas y pensamientos.
Es fundamental la participación ciudadana en todos los espacios de la Convención, y es vital hacerlo con optimismo para alcanzar los cimientos comunes del Chile que viene, sin ataques mal intencionados de los nostálgicos de un Chile de mentira, uno que solo existía en una minoría beneficiada de un modelo que ocultó por años la verdad de la postergación y desigualdad … es un deber patriótico darle una oportunidad a la Convención y cuidar el único camino que nos trazamos para conversar lo ignorado por años bajo malas fantasías de jaguares u oasis de Latinoamérica.