Hacia el norte de la Isla de Chiloé, específicamente a 40 kilómetros de la ciudad de Ancud y a 15 de la histórica localidad de Chacao, se encuentra Punta Chilén. Un hermoso espacio geográfico que fusiona mar, tierra y tradición para dar vida a exquisitos y exóticos alimentos reconocidos por Chile y el mundo. Se trata del característico ajo grande y las coloridas y dulces papas nativas; aquellos que por estos días se transforman, gracias al trabajo de la Cooperativa Campesina Punta Chilén, en infaltables para nuestros picoteos y snacks en nuestro hogar.
Gracias al apoyo de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) y otras instituciones públicas y privadas, la organización vende productos en todo el país –vía online y en sucursales – certificados como orgánicos, libres de gluten y con sal de mar.
Alimentos y procesos
“Son materias primas originarias y patrimoniales de la Isla de Chiloé que son las papas nativas y el ajo. Los socios hoy son 18, quienes cultivan en sus predios y luego la producción la entregan a la cooperativa para su comercialización”, explica Andrea Curumilla Curiñan, gerente de la Cooperativa Campesina Punta Chilén.
Además, Curumilla añade que sus producto, impulsados por la cooperativa que desde la década de los 90’ se conformó con el fin de preservar los alimentos típicos; tienen ciertas características autóctonas: “El ajo, por ejemplo, su diferencia está en el tamaño ya que algunas cabezas pueden llegar a pesar 1 kilo, por lo que 1 diente puede ser de 100 a 150 gramos. El sabor es mucho más suave, delicado y gourmet. En el caso de la papa, son de colores morados, negras y rojas. Además están las formas, algunas son alargadas y otras más redondas”.
Productos
Por el momento, todo ese sabor y conexión con la región de Los Lagos puede ser disfrutada por las y los amantes de estos intensos aromas que abre nuestro apetito. ¿Cómo? Comprando a través del sitio web y mediante las redes sociales, Instagram y Facebook, buscando la cuenta Chiloé Gourmet.
“Tenemos dos líneas de productos. Uno es la pasta de ajo chilote (orgánico certificado) que la producimos en seis variedades: merquén, aceite de oliva, ahumado, al pebre, con pimienta, miel y mostaza. Ellos van en diferentes formatos de presentación, en frascos de 120 gramos y otros que son tres envases pequeños en un pack para regalo. Y por otro lado, está la línea de papa nativa que son papas chilotas de colores, fritas y que se venden en 180 gramos y para diferenciarlos de la competencia, lleva un sachet al interior con salsa de ajo chilote”, añade Curumilla.
Producción y sustentabilidad
En cuanto a la producción, si se juntan los metros de cultivo de los 18 cooperados, hay más de 1 hectárea de papas y otra de ajo. Las cuales al ser cosechadas son llevadas a la planta de procesos de la Cooperativa, ubicada también en Punta Chilén. La producción primaria, que corresponde a la plantación, se hace bajo protocolos de producción orgánica lo que requiere ciertas normas que prohíben el uso de herbicidas, pesticidas y fertilizantes sintéticos. Por ello, las familias preparan su propio fertilizante a través de técnicas de fermentación adentrándose a pequeños aportes innovadores claves para el ecosistema. En cuanto a las malezas aplican una cobertura de paja lo que permite que aumente la capa vegetal de las plantas.
En esa línea de sustentabilidad e innovación en procesos para agregar valor al producto final, la Fundación para la Innovación ha sido, según los propios campesinos, en voz de Curumilla, “uno de nuestros aliados, nuestro socio clave dentro del proceso de desarrollo de la cooperativa. En nuestro modelo de negocios los consideramos mucho ya que han sido muy necesarios, permitiendo nuestro desarrollo en el tiempo, ya que las veces que hemos postulado a sus programas nos han entregado herramientas que son sostenibles en el tiempo. Principalmente en la línea de negocio, mejora en los productos y servicios comerciales. Ha sido fundamental también el apoyo técnico de profesionales de distintas áreas que han colaborado”.
Por su parte, el representante de FIA en la región de Los Lagos, Leonardo Russo, sostuvo que este tipo de iniciativas y respaldos “permite que las y los pequeños productores campesinos puedan acceder a recursos que le entregan innovación a los procesos y productos de cada empresa de nuestro sector el silvoagropecuario, lo que es tan necesario hoy en día para mantenerse vigentes dada la gran cantidad de oferta que presenta el mercado. Hace algunas semanas estuve en Punta Chilén, conocí su gran trabajo y estamos, como FIA, muy orgullosos del progreso de este grupo de innovadores rurales que desde el 2003 se acercaron por primera vez a la Fundación. Se comprueba que con trabajo y dedicación es posible la sostenibilidad de la mano del cooperativismo regional”.
Es importante recalcar que la cooperativa se creó en 1997 por la necesidad de los socios de tener una unidad productiva que permitiera aumentar el ingreso familiar y, en ese sentido, se capacitaron en diferentes ámbitos para ver en qué se podían desarrollar, hasta que llegaron al ajo chilote, que era un cultivo que manejaban de manera doméstica y que desde ese momento comenzaron a hacerlo más extensivo a sus plantaciones. Luego construyeron un centro de acopio para la materia prima, iniciándose su primera visión de negocios vendiendo el ajo en sacos y, después de tres años, nace la pasta chilota tras problemas de comercialización y buscando otras alternativas de distribución.
Con miras a ser una marca que busca ser tendencia desde campo, en 2018 crean la línea de papas nativas en bolsa, siendo hasta el día de hoy una empresa con dos productos orgánicos reconocidos en todo el país.