Una investigación desarrollada por la Universidad Católica de Valparaíso revela una abrupta caída en la producción de miel. El trabajo se realizó en base a datos históricos de producción de miel y de exportaciones nacionales, así como testimonios de 30 apicultores de la zona entre Valparaíso y Chiloé.
Entrevistando a diversos apicultores del país, la estudiante de último año de la carrera de Geografía de la Pontifica Universidad Católica de Valparaíso Martina Gajardo, indagó cómo la sequía había impactado en la producción de miel y cuáles fueron las prácticas de adaptación que se implementaron en este complejo escenario.
Esta investigación inicial dio paso después a un estudio interdisciplinario que permitió establecer el impacto que ha tenido el cambio climático en la producción de miel en la zona centro-sur de Chile.
“Pudimos analizar los cambios que ha tenido la producción de miel entre Valparaíso y Chiloé; el impacto que esto ha tenido en las áreas urbanas; y los consecuentes impactos sociales y ecológicos de esta situación. En definitiva, la investigación vinculó estos tres temas con el riesgo climático”, detalló el académico y director del Laboratorio de Dendrocronología y Estudios Ambientales de la PUCV, Ariel Muñoz, quien lideró el trabajo interdisciplinario.
Los resultados alertaron a los especialistas respecto de una notoria disminución en la producción de miel en Chile en los últimos 25 años, que llega a 90% en la zona central y que sobrepasa el 50% en el sur del país.
Esto se explicaría, según el ingeniero forestal, por los fuertes cambios en el clima reciente que han provocado una larga sequía y un aumento de eventos extremos como olas de calor y lluvias intensas y erráticas. Esto a su vez ha disminuido la oferta floral modificándola drásticamente en la última década, y resultando en una menor disponibilidad de néctar y polen para las abejas, principales materias primas para producir miel.
La investigación se realizó en base a datos históricos de producción de miel y de exportaciones nacionales, así como testimonios de 30 apicultores de la zonas centro y sur, quienes contribuyeron con datos de producción de miel por colmena, lo que permitió constatar una fuerte disminución entre el año 1997 y el período 2019-2020. Al respecto, las cifras indicaron que en el primer año del estudio, en promedio cada colmena producía entre 50 y 80 kilos, disminuyendo en la medición más reciente a un rango entre 10-15 kilos.
La variación es más impactante cuando se analiza lo ocurrido en la Región de Valparaíso, en el mismo período (1997-2020), donde la producción pasó de 30 kilos por colmena a 2-3 kilos e incluso llegando a cero en algunas situaciones. Producto de esta abrupta disminución en la producción de miel, muchos apicultores han decidido llevar sus panales al sur, causando externalidades negativas a los productores locales.
Análisis de resultados
Los resultados de la investigación interdisciplinaria de la PUCV, concluyeron que las variaciones en precipitación modulan fuertemente la producción de miel en las siguientes estaciones productivas. Al respecto, y sin olvidar de que hay muchos otros factores que controlan la producción de miel, el estudio reveló que el clima es uno muy importante.
“Este tipo de investigación es sin duda un insumo fundamental para la toma de decisiones futuras respecto de las políticas públicas vinculadas cambio climático y apicultura. Los resultados obtenidos son impactantes y reflejan la dramática situación que están viviendo los productores de miel en Chile, tanto desde la perspectiva económica como social”, explicó Muñoz.
Como parte del análisis se encontró que acciones que emprenden apicultores pueden también afectar a otros si no ocurren en forma planificada, como es el caso de la trashumancia. “En este caso, muchos apicultores de la zona central se han trasformado en trashumantes, llevando sus colmenas cada vez más al sur, lo que implica una serie de desafíos técnicos, tanto en el transporte como en el nuevo lugar donde se asentarán”, añadió.
“Esto, a su vez, ha traído un gran impacto en la carga apícola de algunas zonas en el sur, y que ha pasado a ser un problema para los productores locales, principalmente, porque la falta de planificación sobre posibles enfermedades y número de colmenas que pueden cohabitar en un mismo lugar sin competir”, comentó el director del proyecto.
Acciones de los apicultores
Además, la investigación develó un importante cambio en el comportamiento de los apicultores, forzado en gran parte por la sequía y que han originado una serie de acciones vinculadas a la reforestación, sanitización de colmenas y otros. En este sentido y aun cuando los apicultores indican que sus medidas han sido efectivas, los resultados del estudio indican que la producción ha continuado decayendo.
Otro aspecto destacado por los investigadores PUCVes la constatación de la vulnerabilidad de la apicultura bajo el modelo de desarrollo actual y los cambios en el clima. Esto se observa en la expansión de la agricultura y la pérdida de vigor del bosque producto de la sequía en la macrozona central, lo que ha provocado una disminución de los recursos florales en los bosques nativos, impactando en la reducción del alimento para las abejas. Esta situación, ha motivado a los apicultores regionales a trasladarse y/o a diversificar su producción aumentando la oferta de servicios de polinización para la agricultura y sus cultivos.
Sin embargo, el estudio develó que los servicios de polinización a los que se enfrentan las abejas, tienen asociado un alto riesgo de contaminación por agroquímicos, lo cual impacta negativamente reduciendo su población, favoreciendo el desarrollo de enfermedades y exponiendo la miel a los efectos de la contaminación. Desde esta perspectiva, los investigadores PUCV coinciden en que se requieren mejores instrumentos de planificación para evitar este y otros tipos de riesgos para los apicultores en un ambiente cada vez más cambiante.
¿Cómo surgió el estudio?
La estudiante de Geografía, Martina Gajardo, comentó cómo se inició esta línea de investigación sobre apicultura y cambio climático: “La idea nació a partir de unos amigos apicultores que viven en Colliguay, zona que ha sido fuertemente afectada por la sequía en el último tiempo. Ellos me comentaron hace unos años el impacto que había tenido ésta en sus abejas y su producción, lo que los habría llevado a tener que trasladar sus colmenas al sur cada temporada por la mayor disponibilidad de flores y, básicamente, como una medida de adaptación ante la falta de agua (y flores) en la zona central”.
Esta información, dijo, le permitió iniciar este estudio que, por una parte, ha permitido mejorar sus habilidades de investigación y, por otra, la ha motivado a plantear nuevas preguntas para seguir estudiando y generando conocimiento en temas relacionados con geografía, medio ambiente y cambio climático.
Tras la primera etapa desarrollada por la estudiante, surgió la oportunidad de postular el estudio a un Concurso de la Dirección de Investigación de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, orientado a financiar iniciativas interdisciplinarias.
Esto posibilitó que el estudio original, pudiera ampliarse y extenderse hasta Chiloé con una nueva propuesta liderada por el académico Ariel Muñoz, quien junto a Martina, los profesores Luis Álvarez (Geografía PUCV) y Carlos Valdebenito (Trabajo Social PUCV) y los estudiantes de Geografía Marcelo Madariaga y Camilo Carmona, ampliaron el estudio, investigando los efectos del cambio climático en la macrozona centro-sur de Chile.
Sobre los resultados, los especialistas de la PUCV destacan las acciones que los apicultores de la zona central están implementado para adaptarse y contrarrestar las pérdidas de producción debido a la megasequía, entre las que destacan trabajos para restaurar y recuperar la flora nativa y especies melíferas, así como mejorar la sanitización de colmenas.
Otro aspecto analizado tiene relación con la trashumancia. En este contexto, llama la atención que los apicultores de la zona central estén trasladando sus colmenas hacia el sur en búsqueda de floraciones, lo que estaría provocando algunas complicaciones a los productores locales a raíz de la carga apícola, es decir, de la cantidad de colmenas que pueden permanecer saludables y productivas en un determinado lugar.
“A modo de reflexión final, me gustaría destacar la importancia del apoyo de las universidades, respecto de fomentar las capacidades de investigación de sus estudiantes, en etapas tempranas de su proceso formativo. En esta línea, la pregunta de investigación que se hizo Martina dio paso a un financiamiento inicial entregado por la DI de la PUCV, que permitió la generación de diversas líneas de investigación que, en resumen, nacieron de la inquietud de los propios estudiantes de Geografía, quienes fueron capaces de cuestionarse cosas que no fueron observadas antes por nosotros”, enfatizó el investigador del Instituto de Geografía Ariel Muñoz.
“Hoy Martina en colaboración con varios profesores e investigadores PUCV y de otras universidades, han mejorado este estudio y lo están enviando a publicar a una revista de alto impacto en ciencias geográficas, completando con esto uno de los principales objetivos del Instituto de Geografía y la DI, respecto de la formación temprana de investigadores a partir del pregrado”, concluyó.