TALCA.- La Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 24 de marzo Día mundial de la Tuberculosis (TBC). Se trata de una enfermedad contagiosa, producida por una bacteria llamada Bacilo de Koch, la que afecta principalmente a los pulmones y se transmite por enfermos que no están en tratamiento, los que al toser o estornudar expulsan bacilos al aire, entrando gotitas a los pulmones de personas sanas. Por ello, el principal llamado es a realizarse el examen de Baciloscopía en cualquier centro de salud.
Pese a todos los esfuerzos sanitarios, es una patología que no está erradicada, registrándose 17 casos activos en tratamiento en el Hospital Regional de Talca (HRT).
Según el médico broncopulmonar del HRT, Dr. Sergio Jaime, es obligatoria la notificación, precediendo a la vigilancia epidemiológica y tratamiento gratuito independiente de la previsión.
El especialista señaló que en promedio el recinto asistencial controla a cien pacientes al año.
“La TBC es una enfermedad oportunista de desarrollarse, frente a condiciones de bajas defensas. Pacientes con trastornos inmunitarios como el VIH, diabetes avanzada, pacientes con cáncer en curso, donde disminuyen las defensas y facilita que el bacilo se desarrolle. Todos tenemos el bacilo viviendo con nosotros en condición probablemente latente, durmiendo, y esperando una oportunidad para poder expresarse, y ahí están todos los pacientes con enfermedades crónicas debilitantes, adultos mayores también y pacientes en situación de calle por ejemplo”, indicó el Dr. Jaime.
En cuanto a las señales, es importante poner atención a las personas que están bajando de peso, que no quieren recibir alimentación, decaídos y cansados. La TBC se parece mucho a otras enfermedades, por eso principalmente hay que estar atentos a la tos con desgarro que se genere más de 15 días, fiebre y sudoración.
Se puede prevenir
El médico del HRT indicó que la TBC se previene manteniendo un sistema inmune lo más estable posible, con buenas políticas de control en pacientes crónicos.
En el caso del HRT, un paciente con TBC, se controla regularmente en forma mensual, donde se establece un tratamiento que dura seis meses, para ir viendo la tolerancia a los medicamentos.
“Algunas complicaciones derivadas son infrecuentes, pero hay que estar pendientes del tratamiento e ir programando mes a mes la terapia. En algunos casos más estables, se pueden derivar a la atención primaria. Pero en pacientes más graves hay que tomar decisiones como exámenes, imágenes de control, cambios en el tratamiento y eso requiere que estén en el hospital”, sostuvo el médico.
En pandemia
Por último, recalcó el Dr. Jaime que el sistema de control de la enfermedad sigue en pie a pesar de la pandemia, “se ha logrado el óptimo control de los pacientes. El autocuidado cobra doble importancia en situaciones de pandemia. Un paciente con Covid-19 muchas veces puede dar cierta confusión con el diagnóstico de TBC y para eso está el equipo de salud, para hacer la distinción”, finalizó.