El receso de actividades por vacaciones de invierno, fue tiempo suficiente para que niños y niñas adquirieran una rutina distinta a la acostumbrada en la sala cuna y jardín infantil. Por lo anterior, la ansiedad y el temor son emociones que se pueden presentar en las familias durante los primeros días del regreso de los niños y niñas a los establecimientos educativos.
Así como los lactantes y párvulos pueden experimentar angustia por la separación de los adultos que los cuidaron y con quienes, probablemente, pasaron la mayor parte del tiempo, lo mismo puede suceder con las mamás, papás y otros integrantes del grupo familiar que pueden tener sentimientos de culpa por dejarlos en el jardín. Ante esta situación, Schlomit Creixell, profesional del área de Currículum de la Dirección de Educación, nos invita a estar alertas y anticipar los cambios.
“Estos sentimientos son habituales en los procesos de adaptación que niñas y niños vivirán durante toda su vida. En lo primero que podemos apoyarles es ajustando sus rutinas, por ejemplo, puede que durante el receso invernal las comidas hayan cambiado el horario habitual que tenían durante su asistencia al jardín infantil, por lo que es importante volver a modificarlos pensando en la organización del tiempo que tendrán en los establecimientos, por ejemplo, desayuno, almuerzo y horarios de siesta”, agrega Schlomit Creixell.
Volver a un espacio de juego y aprendizaje
Cuando niños y niñas vuelvan a los establecimientos se producirá un proceso de resocialización con sus pares, a través de interacciones mediadas o no por los equipos educativos. Estas experiencias serán, para muchos de ellos pilar de sus relaciones futuras, así como de adaptabilidad social y cultural.
Durante los primeros días, es común que los equipos educativos de las salas cuna y jardines infantiles Implementen diversas estrategias y planifiquen actividades lúdicas para propiciar que niñas, niños y bebés se sientan cómodos sientan cómodos en el nuevo entorno y disminuyan su ansiedad, explica la profesional de la Dirección de Educación de Fundación Integra.
Para la mayoría de los niños y niñas, el retorno a las aulas será un proceso de continuidad, luego del receso invernal. Aunque también, puede ser la primera experiencia de cuidados con un adulto diferente a la familia nuclear, en este caso puede que la adaptación requiera más apoyo y contención.
Anticiparse y transmitir tranquilidad son claves
Alicia Tapia, profesional Familia y Comunidad de la Dirección de Promoción y Protección de la Infancia (DPPI) de Fundación Integra, nos recuerda que, “como adulto siempre debemos tener presente que todo lo que digamos y hagamos es un modelo a seguir para los niños/as, por tanto, si nuestras actitudes y comportamientos hablan de lo difícil que es el proceso de retorno, ellos/as lo vivirán de la misma manera. En este caso, la invitación es a ver el proceso como una oportunidad para aprender y experimentar día a día”.
La profesional del Área de Familia y Comunidad, confirma que entre los factores que inciden en el éxito del proceso de adaptación está la tranquilidad que los padres o adultos responsables les transmitan a los niños y niñas, antes, durante y después de la transición.
“Para los adultos a veces las adaptaciones son más complejas que para los niños, por lo tanto, si necesita hacer nuevas coordinaciones en su grupo familiar, converse y prográmese para buscar soluciones que les acomoden a todos, si las tiene, acuda a sus redes de apoyo”, añade la profesional de Familia y Comunidad, Alicia Tapia.
Además, se debe tomar en cuenta la personalidad y carácter de niñas y niños, que desde temprana edad pueden dar signos de mayor independencia o, por el contrario, de una menor capacidad de adaptación a nuevos escenarios, aunque es importante recordar que no hay un tiempo asociado al periodo de adaptación y va a depender de cada niño o niña. Se suma a lo anterior, el trabajo de contención y apoyo que los equipos educativos de las salas cuna y jardines infantiles lleven a cabo durante los primeros días del retorno a las aulas. En definitiva, el trabajo coordinado entre familias y equipos educativos harán que este retorno a las salas cuna y jardines infantiles sea una experiencia de aprendizaje y desarrollo para todos los involucrados.
Para tener en cuenta
Los profesionales de Fundación Integra, nos entregan algunas buenas ideas para poner en práctica y lograr que este retorno sea lo más natural posible para todos los actores involucrados:
– Hable con el niño y niña sobre el proceso que vivirá y explíquele con palabras simples que volverá a jugar con sus amigos/as del jardín infantil y a compartir con el equipo educativo.
– En la medida de lo posible, se sugiere que durante los primeros días de regreso al jardín los párvulos y lactantes vayan adaptándose paulatinamente a las rutinas, para moderar la ansiedad que causa la separación de la familia. Sin embargo, debe ser un proceso continuo, todos los días a la misma hora, para entregar certidumbre y predictibilidad al niño.
– Recuérdele al niño o niña que regresa a un espacio seguro, donde lo cuidarán y tendrá la oportunidad de jugar con sus amigos.
– Explíquele que puede llevar al jardín o sala cuna algún objeto con el que se sienta seguro y que le recuerde a su hogar.
– Nunca le mienta, ni le haga promesas que no podrá cumplir. No desaparezca de forma abrupta, diciendo cosas como “voy a comprar y vuelvo”. Estos mensajes generan ansiedad, porque el niño o niña espera que usted vuelva y harán que desconfíe de sus acciones en el futuro.
– Al retirarse del jardín infantil, diga adiós con naturalidad y enfatice el hecho de que volverá.