Santiago ocupa el lugar ochenta entre cien grandes urbes del mundo, de acuerdo con el informe de Ciudades Sostenibles 2022 realizado por Arcadis, compañía con presencia en Chile desde 1981 y de origen en los Países Bajos. El reporte considera diversos parámetros de sostenibilidad y clasifica a la capital noruega, Oslo, como la de mejor desempeño, seguida por Estocolmo y Tokio. Entre las primeras 20 ciudades solo se posicionaron ciudades europeas y de Estados Unidos, a excepción de la capital japonesa, Tokio. El tramo de las últimas 25 evaluadas contempla en su mayoría urbes latinoamericanas, africanas y del subcontinente indio (Pakistán e India).
Santiago es la tercera de la región, por detrás de Bogotá (78) y Ciudad de México (79). “Los resultados demuestran que en Chile tenemos mucho trabajo por hacer en materia de sostenibilidad y en específico en el desarrollo equitativo de nuestras ciudades”, dijo la líder de Sostenibilidad de Arcadis Chile, Vilma Pérez.
El informe, el quinto elaborado por Arcadis, consideró tres parámetros de evaluación: medio ambiente, personas y beneficios. “La perspectiva de beneficios va más allá de la concepción tradicional de vitalidad económica de la urbe, de modo que junto a indicadores económicos como el PIB per cápita, también se considera la calidad del trabajo, el acceso de los y las trabajadoras a transporte, electricidad, vivienda y conectividad, así como también el desarrollo que presentan las finanzas verdes”, explicó Pérez, quien remarcó que el estudio efectuó una revisión “holística” de la sostenibilidad de cien grandes urbes mundiales.
Transporte sustentable, gestión de residuos, energías renovables, emisión de gases de efecto invernadero y calidad del aire, son algunos de los parámetros evaluados en la dimensión medioambiental. En cuanto al bienestar humano, Arcadis consideró aspectos como la asequibilidad a la vivienda, la conciliación de la vida laboral y familia, los espacios para la innovación de los ciudadanos y ciudadanas, la inclusión, seguridad y acceso a servicios como educación y salud.
De las siete ciudades latinoamericanas evaluadas de los países de Chile, México, Brasil, Argentina, Perú y Colombia, la mejor posicionada fue Bogotá, que destacó en el ítem de medio ambiente con el lugar 20 a nivel mundial, pero no así en personas y beneficios.
Asimismo, ninguna de las otras urbes del planeta obtuvo evaluaciones similares en los tres pilares. “Esto indica que la excelencia en una sola categoría no es suficiente para la prosperidad a largo plazo. Es necesario centrarse más en la prosperidad y la calidad de vida que solo en la búsqueda de beneficios”, comentó Vilma Pérez. “A medida que las ciudades se apresuran a cumplir los compromisos del Acuerdo de París para el año 2030, dar el mismo valor a los tres pilares generará los mejores resultados”.
Las ciudades de Estados Unidos son un ejemplo de foco en los beneficios económicos por encima de su preocupación por el planeta y las personas: Atlanta es segunda en el apartado de rentabilidad, pero es 53 en el desempeño general. En total, las representantes de ese país monopolizan los primeros 19 puestos del ítem de beneficios, con Seattle, Atlanta y Boston a la cabeza.
Ciudades inasequibles
El aumento del costo de la vida hasta precios prohibitivos es uno de los principales desafíos que hoy están enfrentando las grandes urbes. Según Arcadis, las diferencias de riqueza exacerbadas pueden aumentar la desigualdad de ingresos, la falta de vivienda y el desempleo, como se ha visto en casos como San Francisco, Miami y Sao Paulo.
“El aumento de los costos ha afectado a ciudades de todo el mundo, y es importante señalar que muchas de ellas se encuentran ya en un punto de inflexión”, afirmó el director de Global Cities de la firma, John Batten. “Nuestra investigación descubrió que muchas ciudades se están convirtiendo rápidamente, o ya lo son, en inasequibles”.
Desafíos para las grandes ciudades
Según Arcadis, el índice de este año pone de manifiesto la evolución de los retos a los que se enfrentan las ciudades, siendo hoy los más desafiantes la emergencia climática, la pandemia del COVID-19, la rápida inflación y la crisis del costo de la vida.