Tener acceso a internet tras la irrupción de la pandemia ya para nadie es un lujo, sino una gran necesidad. La transformación digital tuvo que acelerarse abruptamente, ya que las clases online, el teletrabajo y hoy incluso trámites de todo tipo, llegaron para quedarse. Fue así que las Subsecretarías de Telecomunicaciones y de Educación, impulsaron el proyecto “Conectividad para la Educación 2030”, el cual busca contribuir consistentemente en la disminución de la brecha digital y proveer de conectividad de alta capacidad a los establecimientos educacionales a lo largo del país. 252 de ellos pertenecen a la Región del Maule.
Nueve empresas proveedoras, grandes y medianas, están desde 2021 a cargo de implementar este proyecto y una de ellas, Ingbell, es la primera en cumplir la meta que le fue asignada de llegar a 643 colegios, muchos de ellos ubicados en localidades alejadas del país. En el caso de la Región del Maule, lo hicieron con fibra óptica de última tecnología para que alumnas y alumnos de 252 establecimientos educacionales de las comunas de Maule, Pelarco, Pencahue, San Clemente, San Javier, San Rafael y Talca recibieran este beneficio.
El proyecto total considera que un universo de 8.352 establecimientos educacionales que reciben aportes del Estado tenga Internet gratuito y de alta velocidad. De las 70 zonas que se definieron para realizar este concurso público, 54 fueron adjudicadas a nueve empresas que realizaron ofertas. De esta forma, el subsidio anual total adjudicado fue de $12.783 millones en una primera instancia. Entre las empresas que se adjudicaron la licitación se encuentran GTD Manquehue, VTR, Telefónica y algunas medianas empresas como Electronet e Ingbell. Esta última se adjudicó 5 zonas del total.
Rodrigo Marchant, gerente general de Ingbell, comenta: “Desde el comienzo nuestro equipo -que cuenta con amplia experiencia en la industria de telefonía e internet- vio este desafío como una oportunidad de democratizar la conexión de alta calidad a la web y es por esto que quisimos llegar a todas las localidades con fibra óptica y ya estamos presentes en cada una de las que nos asignaron”. Y recalca: “El 80% de los sectores que se nos adjudicaron están en lugares alejados y rurales, muchos de ellos nunca antes habían tenido internet y esto, sin duda, les cambia la vida tanto a las niñas y niños como a sus familias y a los profesores”.
En una segunda etapa, la meta de Ingbell es llegar a la última milla de las comunas que más lo necesitan. Se trata de “un esfuerzo público-privado muy valioso y visionario, para que cada alumno o alumna matriculada en los establecimientos acogidos al programa del Estado reciba Internet de alta velocidad. Sin duda se trata de una iniciativa que nos motiva y es un ejemplo de que cuando las entidades del Estado y particulares tienen voluntad y existen acuerdos, se pueden llevar con éxito estos proyectos adelante”, destaca Marchant.