El Índice de Percepción del Consumidor (IPeCo) de la Región del Maule, un indicador elaborado por la Facultad de Administración y Negocios de la Universidad Autónoma de Chile, se mantuvo por cuarto mes consecutivo en un nivel “levemente pesimista”, según el informe entregado por la casa de estudios superiores para el mes de mayo.
La tendencia de mediano plazo del indicador, medida a través del promedio móvil trimestral, mantuvo el registro del mes previo en “levemente pesimista”, mientras que la confianza en la actualidad (índice coyuntural) retrocedió un nivel desde “moderadamente optimista” hasta “levemente optimista” y la confianza en el futuro (índice de expectativas) disminuyó también un nivel desde “moderadamente pesimista” hasta “muy pesimista”.
La vicedecana de la Facultad de Administración y Negocios de la Universidad Autónoma de Chile, Jennifer Rivera, sostuvo que los retrocesos en ambas miradas que tiene el indicador significan que hay un ajuste a la baja en la percepción de confianza y que las proyecciones de los consumidores son desfavorables. “Hay un escenario más complejo, más estrecho y que, obviamente, está influenciado por lo que los ciudadanos hoy están observando, que es una situación económica general que está impactando sus bolsillos de manera permanente, con precios que están en una trayectoria al alza por varios meses consecutivos, con una canasta básica de consumo que también está evidenciando un deterioro en la calidad de vida por los altos precios que están registrando sus productos y con un contexto que, en general, está siendo más bien desfavorable en términos del bienestar de las familias, producto de que se ha ido generando, derivado de los aumentos en los precios, está sensación real de empobrecimiento relativo de la población, en el sentido de que el dinero con el que cuentan cada vez alcanza para adquirir menos bienes y servicios”, analizó la académica.
Respecto de las percepciones que componen la confianza en la actualidad, el informe constató que Situación económica actual retrocedió desde “moderadamente optimista” hasta “levemente optimista”, mientras que Desempleo actual lo hizo en dos niveles desde “muy optimista” hasta “levemente optimista”. Por su parte, en lo que tienen que ver con la confianza en el futuro Situación económica futura disminuyó desde “muy pesimista” hasta “extremadamente pesimista”, Desempleo futuro lo hizo desde “neutral” hasta “moderadamente pesimista” e Ingreso futuro avanzó dos niveles desde “extremadamente pesimista” hasta “moderadamente pesimista”.
Por estratos socioeconómicos, el IPeCo indicó que tres de ellos retrocedieron el nivel de confianza y dos la mantuvieron. Es así como en ABC1 la confianza disminuyó dos niveles desde “levemente optimista” hasta “levemente pesimista”, en C2 lo hizo desde “neutral” hasta “levemente pesimista” y en el estrato D desde “levemente pesimista” hasta “moderadamente pesimista”, mientras que los segmentos C3 y E no mostraron variaciones, registrando ambos, al igual que en abril, un nivel “levemente pesimista”.
Ajuste en patrones de consumo
Rivera precisó que esta información da cuenta de un ajuste de los patrones de consumo, los que debieran acentuarse en la próxima medición del índice, correspondiente al mes de junio. “Debiéramos esperar una trayectoria con esas características, más aún, y probablemente con mayor nivel de influencia, con la situación que hoy estamos viendo desde el punto de vista del escenario nacional e internacional, sobre todo este último que tiene un dinamismo bastante acentuado y donde la situación de inflación internacional también está repercutiendo sobre el mercado interno porque nuestra economía es abierta, somos un país importador neto y, por lo tanto, todo lo que ocurra en el extranjero en materia de precios, en materia de valor del tipo de cambio, particularmente del dólar, y lo que ocurra en materia de los distintos bienes y servicios que nosotros consumimos, va a terminar repercutiendo en el presupuesto familiar”, dijo la académica.
A ello, agregó que también es importante considerar cómo se han ido ajustando las proyecciones para la economía nacional e internacional, la mayoría de ellas con sesgo a la baja en el caso de las expectativas para el crecimiento económico. “De hecho, se habla del fenómeno estanflacionario y eventualmente recesivo para el próximo año, lo que obviamente nos está señalando que vamos de lleno a un proceso de ralentización de la economía y, por lo tanto, desde el punto de vista de los escenarios futuros, se observa un escenario mucho más estrecho, con muchas más complicaciones para el desarrollo de la vida cotidiana de las personas”, apuntó.