La melatonina es una sustancia natural producida por un área del cerebro llamada glándula pineal, que se relaciona con la inducción del sueño, favoreciendo un buen ciclo de este y de la vigilia, dado que se produce y libera en el cerebro cuando oscurece y disminuye su producción cuando hay luz.
“La evidencia científica avala su uso bajo indicación y supervisión médica en niños que padecen insomnio, ya que regula el ciclo circadiano, también se utiliza por sus propiedades sedantes como premedicación anestésica en los trastornos de espectro autista TEA, en el tratamiento de algunos cuadros epilépticos y convulsivos. Sin embargo, la Academia Americana de Medicina del Sueño (AASM) propone que el uso del tratamiento farmacológico para el insomnio debe aplicarse en el paciente pediátrico solo para situaciones muy específicas, entre las que incluyen la incapacidad por parte de los padres para manejar el insomnio de forma no farmacológica”, explica Beatriz Arteaga, Directora de la Escuela de Técnico de Nivel Superior en Enfermería de Universidad de Las Américas.
La profesional añade que “la melatonina, como todo fármaco, tiene precauciones y efectos adversos, manifestado en dolores de cabeza, náuseas y vómitos, la apatía o trastornos del humor, el aumento de peso, la letargia o somnolencia excesiva diurna, la confusión, desorientación y disminución del estado de alerta, la enuresis nocturna (el niño se orina en la noche) y el temblor leve, entre otros”.
La experta de Universidad de Las Américas aclara que este fármaco puede ser de ayuda a corto plazo, siempre bajo la supervisión profesional, para ciertos trastornos del sueño en niños, pero este no debe asumirse como una solución permanente, ya que lo recomendado es cultivar buenas rutinas del sueño.
En esta línea, Arteaga comparte los siguientes consejos para generar un buen hábito de dormir en niños:
Disminuir todos los estímulos auditivos y visuales en el dormitorio, una a dos horas antes de dormir: apagar celulares, pantallas, televisores y videojuegos.
Idealmente acostar al menor siempre a una misma hora o rango de hora.
Evitar realizar ejercicios estimulantes antes de dormir.
Iniciar las rutinas de alimentación e higiene personal para el dormir a las 20:00 horas aproximadamente, de forma que a las 21:00 horas todo esté listo para el descanso.
En la última alimentación evitar alimentos o bebidas estimulantes con exceso de azúcar, cafeína, condimentos, elementos irritantes o meteorizantes.
Cuidar la temperatura y abrigo personal y ambiental (idealmente no exceder, ni descuidar el abrigo dependiendo de la estación climática).
En los niños en etapa escolar, dejar con anticipación todo listo para la jornada del día siguiente (tareas, mochilas, colación).
Favorecer costumbres que propicien una finalización del día en paz y armonía, tales como leer un cuento o escuchar una canción para dormir.
En niños más pequeños incluso se recomienda el uso de figuras de apego o transición como una mantita o chupete en lactantes menores.